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1.500 Toneladas de basura ahogan a El Alto y bloqueos mutilan negocios unipersonales

crédito: Fides

Por Edwin Miranda V. | Activo$ Bolivia – La Paz

¡El Alto nunca de Rodillas! Este simbólico canto de guerra que identifica a los alteños no refleja estos días lo que está padeciendo esta capital. El bloqueo de carreteras, de calles y avenidas mutilaron hace más de un mes centenares de negocios unipersonales que, además, hace más de una semana está ahogada por 1.500 toneladas de basura que no pudieron ser evacuadas a los botaderos debido a los conflictos sociales.

Con un escenario más que óptimo para que la peste del Covid–19 expanda su arremetida sanitaria sin misericordia, el director de Gestión de Residuos Sólidos de la Alcaldía de El Alto, Carlos Quaquira, salió al frente para implorar a los vecinos «no saquen la basura de sus domicilios, mientras dure el conflicto social».

En un día normal, El Alto genera entre 500 a 700 Tn de basura. Pero debido al bloqueo que promueven sectores sociales radicales, los desechos sólidos crecieron significativamente al punto que podría generarse una situación sanitaria extremadamente delicada para la población, junto con la pandemia del coronavirus.

Harakiri

Harakiri o ritual de suicidio, en lengua japonesa, pareciera que dirigentes sociales y vecinales practican en los 14 distritos de la ciudad de El Alto, pues debido al bloqueo de caminos, calles y avenidas, que promueven hace más de un mes de forma irracional, múltiples actividades económicas quedaron en coma, pues los negocios unipersonales —que son la regla y no la excepción en esta capital—, quedaron prácticamente mutilados.

Juan Mamani, comerciante por cuenta propia dedicado a la venta de papas fritas en los principales mercados de la urbe alteña, expuso dramáticamente esta difícil situación, la misma que atraviesan otros cientos de gremiales. Hace poco, al no soportar tanto desmán, se plantó firme frente a una turba de bloqueadores que impedían su paso por un punto de bloqueo en el Distrito No 8, el más conflictivo por estar próximo a la planta de provisión de combustibles de Senkata, y les vociferó. «¡No molesten a los más humildes, dejen trabajar a la gente que no busca vivir de la política!». «Tengo familia que alimentar e hijos que criar, si no vendo hoy papas, no como esta noche y mis hijos pedirán pan. ¿Quién saciará su hambre, ustedes que bloquean todo el día y no trabajan?», interpeló el comerciante mientras hacía lo imposible por atravesar un promontorio de tierra que impedía su paso por una calzada.