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ADALID PÉREZ, nacido para emprender

«Es importante fracasar en unas cosas para tener éxito en otras».

Jonnathan Lucero V. | Activo$ Bolivia – Cochabamba

El ímpetu por prosperar profesional y económicamente motiva constantemente sus sueños y da rienda suelta a su imaginación y su creatividad, convirtiéndolo en un visionario y multifacético joven empresario, tal como lo avala Brocheta King, su más reciente emprendimiento gastronómico situado en el 4° piso del impresionante Paseo Aranjuez.

Su nombre es Adalid Pérez Noriega, tiene 31 años, es Ingeniero de Alimentos, con una maestría en Marketing y Comunicaciones y una pasión única por los emprendimientos.  

Comenzó vendiendo pendrive cuando estudiaba en la Universidad. Con las ganancias compró más mercadería y rápidamente su pequeño negocio se capitalizó, haciéndose conocido entre sus compañeros y docentes por su habilidad para comerciar. Luego vendió embutidos. Ahí supo que el rubro de los alimentos era también lo suyo. A partir de entonces ha invertido en rubros de entretenimiento, diversión, turismo y gastronomía.

«Me metí a negocios de eventos masivos, incursioné en marketing con empresas grandes y luego marketing BTL con grandes marcas como Tigo, Viva o Arcar. Siempre he sido multifacético», se autodescribe Adalid sin titubear. Esa seguridad y firmeza la manifiesta en la forma de hablar que se traduce en la solidez de los distintos negocios que ha emprendido a lo largo del tiempo.

La singular Brocheta King

Brocheta King
En esa dinámica multifacética en estos días abrió Brocheta King, un restaurante singular instalado en la plaza de comidas Paseo Aranjuez, donde la concurrencia está otorgándole buena crítica y buen diente.

Allí las carnes, las tripitas, el anticucho de vaca, el pollo a la parrilla y el pique anticucho tienen cabida de una manera espectacular. Por ejemplo, la giba, cortada en cubos medianos, aderezada con ingredientes de casa y cocinadas a fuego lento, es presentada en una especie de gancho de fierro de donde penden las carnes como si se tratara de un gran pez atrapado en el anzuelo. Todo ese extraño, pero llamativa presentación está sujeta a una bandeja de madera, donde reposan las guarniciones, las salsas y un par de chorizos parrilleros. Todo sabe mejor ya sea con refrescos naturales o con una fría cerveza de la marca que sea. 

Generador de empleo
Actualmente emplea a 40 personas en sus empresas, lo cual demuestra que es fuente y motor de crecimiento económico, porque además de generar recursos económicos, construye unidad social, algo que Adalid disfruta mucho al abrir o montar algún nuevo emprendimiento.

Si se trata de entretenimiento, conoce muy bien la «movida nocturna», puesto que no sólo abrió un bar o karaoke, sino se dedicó en los últimos años a traer a artistas internacionales para contactar a Cochabamba con el resto del mundo.

Adalid Pérez con parte de su equipo en el Paseo Aranjuez.

«En el sector de entretenimiento tenemos Soprano, que es un café bar, Capital Karaoke, Kaaba, un nuevo boliche llamado Montecarlo; también he sido dueño de Avalan, Música Hall, Weekend y muchos otros que ahora no me acuerdo», se sincera a tiempo de considerar que no es exitoso, sino, simplemente un empresario más con ganas de triunfar.

Pronto abrirá Míster Jiba, a media cuadra de la plaza 14 de Septiembre.

Su «hijo predilecto»
Siguiendo su instinto empresarial, colocó un pequeño puesto en la calle y se puso a vender «pavitas». Sus ganancias y utilidades le permitieron rápidamente abrir otro negocio que, según él, es su «hijo predilecto», porque ha tenido mayores satisfacciones y porque le tiene un cariño único: La Casa del Anticucho.

«Con la Casa del Anticucho hemos innovado y convertido un plato que es de calle en uno alternativo para restaurant. Hemos llegado a tener siete sucursales, aunque por la pandemia hemos tenido que cerrar algunos y reinventarnos», recuenta Adalid.

«Si te caes, no importa, porque eso te da la experiencia de aquello que no debes hacer para seguir adelante».

Aprendizaje
Si bien Pérez tuvo momentos de gloria con bastante solvencia económica, también tuvo tropezones y caídas. Sin embargo, ello no desanimó nunca.

«En Bolivia es bien complicado ser emprendedor debido a la falta de conocimiento en la parte burocrática. Yo, hasta el día de hoy, tengo mis tropezones que tuve hace 10 años con impuestos, por ello me han venido algunas multas. Pero es importante fracasar en varias cosas para tener éxito en otras; creo que eso me ha ayudado en el camino, porque, aunque he tenido varias caídas, eso me ha ayudado a tener mayor experiencia», reflexiona.

«No hay que quedarse en la zona de confort, siempre tengo el pensamiento de soñar en grande. Si hoy por hoy tengo algo, hay que seguir avanzando y hacer algo más, luego las cosas se van dando de a poco y también los resultados. Si te caes, no importa, porque eso te da la experiencia de aquello que no debes hacer para seguir adelante, peor aún con esta pandemia, que nos está dando una nueva oportunidad de reinventarnos y seguir con nuestros sueños».