Tania Peñaranda Q. | Activo$ Bolivia – Santa Cruz
Hace un mes, las casetas del Paseo Artesanal La Recova de la ciudad de Santa Cruz (Unarcruz) reabrieron sus casetas, pero lo que preocupa a los artesanos es la afluencia de turistas. Sin embargo, creen que la situación mejorará.
«Estuvimos más de cinco meses sin mostrar nuestros trabajos debido a la pandemia y el incendio en abril que arrasó con siete casetas. Fueron días difíciles para los artesanos de las 51 casetas de La Recova, pero, poco a poco estamos volviendo a nuestras actividades, respetando las medidas de bioseguridad, aunque la afluencia de turistas es muy poca; esperemos que el panorama cambie», lamenta Carlos Enrique Padilla, presidente de la Unión de Artesanos Cruceños (Unarcruz).
La Recova es un espacio ideal para comprar recuerdos típicos del oriente boliviano y del país. Hay desde artesanías en madera como tejidos chiquitanos, cerámicas y adornos para la casa. Está ubicado a escasos pasos de la plaza 24 de Septiembre, calle Libertad entre Florida y Junín.
Este negocio se alimenta del turismo tanto nacional como extranjero, los mismos se llevan recuerdos de todo tipo. Por lo mismo, la ausencia de viajeros repercute directamente en la venta de las artesanías, cuya mayoría de artesanos está remando para salir adelante con mucho esfuerzo.
Por esta razón, los agremiados de Unarcruz ahora ofrecen sus artesanías los domingos en la Manzana Uno, con el fin de llegar a más clientes comercializando su orfebrería hecha a mano y los tejidos chiquitanos.
«Sabemos que los objetos que elaboramos no son de primera necesidad, pero el cariño de la gente que adquiere los productos nos alienta a seguir y mostrar lo mejor de nuestro trabajo. Tengo fe que todo cambiará y vendrán días mejores para el sector», manifiesta esperanzado Padilla.
Esperanzados
Cinthia Hurtado reconoce que la venta está un poco mermada, los pocos turistas que hay son los que se quedaron parados antes de la pandemia. «Todo cambió para nosotros desde el 21 de noviembre del año pasado, luego la pandemia que nos agarró desprevenidos, sin ahorros; fueron meses complicados. Esperamos que después de las selecciones el panorama sea otro para los artesanos que vivimos del día», expresa al mostrar la variedad de sus productos como estatuas chiriguanas, trapiches en madera, carretones y llaveros con sombrero de sao, entre otros.
Para Ayelet Montaño, desde marzo los días no fueron nada fáciles, porque las deudas de los servicios de agua y electricidad no esperan al igual que otros gastos.
«Antes se lograba vender al día hasta 600 y 1.000 bolivianos, ahora apenas llegamos a los 100; esta situación nos aflige, pero no perdemos la esperanza que vendrán días mejores», manifiesta.
Actualmente, lo que más se oferta son las artesanías pequeñas como llaveros, portavasos y algunas miniaturas tradicionales de Santa Cruz. Lo que menos se vende son las máscaras, rompevientos y cuadros, por mencionar algunos. Sin embargo, la mayoría de los artesanos siguen elaborando y creando productos en alfarería, porque están seguros que el turismo se reactivará, por tanto, quieren estar preparados.