Por Jonathan Lucero V. | Activo$ Bolivia – Cochabamba
A dos años de su creación, el proyecto Banco de Alimentos promueve con más vehemencia el no desperdicio de comida en buen estado y la productividad responsable de alimentos, más aún en esta temporada de pandemia en la que muchas familias carecen de una alimentación básica.
«El Banco de Alimentos ya lleva dos años de su fundación. Hasta la fecha hemos repartido más de 250 toneladas de alimentos a distintos hogares e instituciones de acogida. En este momento, si bien por esta cuestión de la pandemia no pudimos movilizarnos tanto, sí nos hemos organizado para llevar alimentos a los centros más necesitados. Son 60 instituciones beneficiarias con nuestro trabajo, estamos hablando de aproximadamente 8.000 personas», señala Jheyson Cruz, representante del proyecto.
Con la masificación de campañas de educación ciudadana sobre la importancia del no desperdicio alimenticio, los voluntarios del Banco de Alimentos encontraron apoyo en las comerciantes, quienes tenían la costumbre de tirar sus alimentos a la basura, porque los pensaban inservibles para el consumo humano inmediato.
«El trabajo de educación fue un proceso. Al principio no teníamos ni un chaleco, ni una credencial y no entendían para qué pedíamos alimentos. Pero cuando veían que volvíamos a la siguiente semana, y a la siguiente, entendieron cuál era nuestra misión. Ahora nos llaman y nos dicen que vayamos a recoger los alimentos. Por ejemplo, el otro día nos llamaron las caseritas vendedoras de banano y recogimos 1800 kilos de banano que iban a ser desperdiciados. Ellas sí entendieron a la perfección el trabajo que realizamos», valora Jheyson Cruz.
Univalle se involucra
Al entender la responsabilidad social que tienen las universidades con la población, la Universidad Privada del Valle, a través de la Dirección Nacional d Investigación, generó una alianza institucional con el Banco de Alimentos, para construir procesos investigativos de alto nivel con el fin de encontrar soluciones a los problemas complejos de la sociedad cochabambina y boliviana.
«Buscamos que se realice una investigación transdiciplinaria, porque no se puede dejar el desperdicio de alimentos a que sea investigado por una sola ciencia, sino tiene que ser resuelto por todo el conjunto de la academia. Este proyecto si bien nació en la Universidad, no se lo adoptó como un elemento institucional, sino que fue trabajado por un grupo de jóvenes voluntarios con ganas de resolver este problema de raíz», explica el Mgr. Jorge Carlos Ruiz, Director Nacional de Investigación de Univalle.
Ruiz también dio a conocer los alcances internacionales que Univalle, junto con el Banco de Alimentos, tienen proyectado: coadyuvar en la consecución de los 17 objetivos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
«Gracias a las gestiones que realizó el Vicerrectorado de Interacción Social, a cargo de la Mgr. Sandra Ruiz, fuimos signatarios del Pacto Global, lo que permite que nosotros, como Universidad, estemos en una de las mesas técnicas de trabajo para promover a culminación exitosa de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible», manifiesta.
La población puede apoyar la iniciativa contactando al Banco de Alimentos a través de Facebook, donde se encuentran más datos e información respecto de las actividades que realizan en los distintos centros e instituciones. Gracias a ello, más niños, niñas, adolescentes adultos mayores y personas en situación de vulnerabilidad, hoy más que nunca, reciben alimentos saludables, que a la larga benefician su salud física, psicológica y emocional, permitiéndoles así superar la hambruna, la malnutrición y mejorar su calidad de vida de manea integral.
Cifras
Cada 29 de septiembre se recuerda el Día Internacional de la Conciencia sobre la Pérdida y el Desperdicio Alimenticio gestado por Naciones Unidas desde 2019. Según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), anualmente los seres humanos desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, de los cuales el 45% corresponden a verduras y frutas que, por estar con alguna abolladura dejan de ser consideradas comestibles y terminan en el basurero. Este problema también afecta a Bolivia, lugar donde las comerciantes, empresarios y personas particulares producen diariamente 11 toneladas métricas de basura, de las cuales un 30% es considerado alimento en estado comestible, según reporta el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.