Jenny Cartagena | Activo$ Bolivia
Durante los meses de encierro obligado por la irrupción de la pandemia de Covid-19, la publicidad en la vía pública fue uno de los rubros más castigados. Al no haber gente en las calles, las empresas dejaron de poner sus anuncios y todo hacía pensar que la recuperación de una de las formas más antiguas de hacer publicidad sería muy difícil.
Sin embargo, no solo sobrevivió, sino que hoy es una industria en alza en el mundo y la empresa cochabambina Calles Amarillas es un ejemplo de este resurgimiento. Con el retorno paulatino a la normalidad, echó mano de la creatividad y su experiencia de 14 años en el mercado para optimizar la efectividad e impacto de los anuncios y combinó la vía pública con lo digital. Además, dejó en claro que las marcas no pueden dejar de estar visibles en la calle.
“El primer año de la pandemia –durante la parte más estricta del confinamiento- podemos calificarlo como fatal, así fue para nosotros. Al no haber gente en la calle no pudimos vender nada de publicidad, nuestras estructuras o vallas estaban vacías; pero nuestras obligaciones económicas y costos de mantenimiento continuaban. Fue desastroso”, recuerda la gerente general de Calles Amarillas, Cecilia Rivera Quiroga.
Cuando se flexibilizaron las restricciones, su espíritu innovador llevó a Rivera a hacer proyectos de impacto reforzando la publicidad en vallas con lo digital y acudió a empresas amigas, clientes de muchos años a quienes convenció de que retomar presencia en las calles era necesario. Ellos lo comprendieron y esta estrategia le permitió no solo recuperarse del golpe de la cuarentena, sino consolidarse más.
“Durante el 2021, las empresas decidieron reactivarse, no había otro camino. Si no se mostraban, no vendían. Tenían que visibilizarse. Para eso trabajamos con el lema: Visibilízate, muéstrate que nosotros te vamos a ayudar. Fue un año bastante bueno”.
Cecilia Rivera Quiroga, gerente general de Calles Amarillas.
La creatividad jugó un papel importante en la recuperación de la empresa. Al equipo de Calles Amarillas se le ocurrió poner un código QR en el arte de una de las vallas publicitarias contratadas por una empresa de helados. La gente que pasaba por el lugar usaba el celular para escanear el código, que le derivaba a un número de WhatsApp y le permitía acceder a una promoción 2×1 en la compra de sus helados.
“La experiencia fue gratamente exitosa porque se pudo medir la cantidad de veces que se escaneó el código y los resultados fueron sorprendentes. Luego trabajamos conectando los anuncios con nuestras redes sociales, enviando mensajes y códigos a los seguidores. Al final todo suma para el cliente”, manifestó Rivera.
Los soportes de Calles Amarillas volvieron así a impactar y a ser elegidos por las marcas para desplegar sus campañas.
Crece, se actualiza y no deja de innovar
La empresa nació en mayo de 2008 y lo hizo con la instalación de la primera pantalla digital gigante –de 6 por 5 metros- para anuncios. Fue en Cochabamba, en la zona de la Recoleta.
En aquel entonces, era tecnología vanguardista traída desde China y fue toda una novedad.
Cambió la manera de hacer publicidad en vía pública en el país y cumplió con el objetivo de proyectar una ciudad más moderna con imágenes en movimiento a gran escala. Funcionó tres años con clientes grandes, pero no pudo sostener las expectativas trazadas.
Entonces, siguiendo su premisa innovadora, la compañía decidió encaminarse hacia la publicidad externa fija. Fue pionera en la instalación de torres y vallas, con formatos diferentes, dentro el área urbana de la ciudad de Cochabamba.
A partir del 2013, en una segunda etapa y con una nueva dinámica empresarial, tuvo un crecimiento notable en cuanto a la oferta de servicios y productos más efectivos, plasmando soluciones para todos sus anunciantes.
Desde Cochabamba, donde está ubicada su oficina central, expandió sus servicios a empresas de todo el país, particularmente en el eje central, y también del exterior. Sus estructuras son elegidas por grandes marcas como Coca Cola, CBN, Fancesa, Remax, Inti y Nacional de Seguros, entre otras.
“Todos los días buscamos algo nuevo que ofrecer a los clientes. Nos hemos caracterizado en los últimos años no solo por mostrar la imagen o marca del cliente, sino por mostrarla bien, para eso trabajamos mucho en lo que son los anuncios espectaculares, es decir en los adicionales o troqueles que van sobre el arte y resaltan más”, destacó Rivera.
Su principal apuesta es el uso de recursos visuales de manera creativa y la espectacularidad en tamaño, diseños, colores y formas de sus anuncios. Y la garantía de la visibilidad e impacto de estos en espacios ubicados en lugares estratégicos.
A partir de la capacitación y actualización permanente de su equipo multidisciplinario, la empresa se mantiene al día con las tendencias mundiales para aplicarlas en el país.
Una de sus recientes innovaciones es la implementación de un sistema de medición de audiencias en vía pública que permite a los anunciantes tomar mejores decisiones y pone a Calles Amarillas nuevamente a la vanguardia de la innovación publicitaria en el país.
Debido al pedido de un cliente del exterior (inDriver, con sede en Chipre), la compañía aceleró la aplicación de este nuevo servicio al cliente, en el que venía trabajando antes de la pandemia. A partir de las imágenes registradas por cámaras, un software permite contar con datos o métricas sobre la circulación vehicular y peatonal junto a las vallas publicitarias, recogiendo información por horas, días, semanas o meses, según tipo de vehículos y otras variables.
Por todos estos avances, el prestigio de Calles Amarillas no se sustenta solo en su experiencia de 14 años, sino en su espíritu innovador y sus sueños “en grande”. Desde sus inicios, su filosofía fue crecer como la mejor en su segmento.
“El año 2021, en el que se ha reactivado el sector, ha sido muy bueno. Este 2022, estamos a media gestión y vamos bastante bien, el mercado está funcionando”, expresó Rivera, bastante satisfecha con el crecimiento de la empresa.
YoFuiLona, símbolo de un doble compromiso
Desde hace dos años, Calles Amarillas tiene una nueva imagen. Los tonos de verde que se incorporaron en su logotipo, en lugar del amarillo, no son casuales porque representan el compromiso social y la responsabilidad medioambiental asumidos por la empresa.
A través de la marca YoFuiLona, lanzada en 2018, Calles Amarillas se propuso responder a su preocupación de hace varios años: qué hacer con las lonas de PVC desechadas de los anuncios de gran formato, a la conclusión de las campañas publicitarias, para no aportar a la contaminación ambiental.
Así, los miles de metros de lona desechada se empezaron a reutilizar en la confección de diferentes productos, labor a cargo de grupos de mujeres en situaciones de riesgo, que sufren agresiones o no tienen un trabajo. De esta manera, el proyecto generó fuentes de trabajo e ingresos y, por otro lado, dio una segunda vida a un material desechado y promueve el consumo respetuoso con el medioambiente.
El proyecto que había arrancado con buen pie tuvo que interrumpirse por la pandemia, el 2020. “No hubo manera de continuar, en 2021 intentamos reactivarlo; pero por las continuas olas de contagios fue complicado llegar a los mercados para ofertar los productos. Esta segunda mitad del año (2022) esperamos retomarlo y estamos trabajando en eso”, aseguró Rivera.
Estuches para cosméticos y lápices, carteras, bolsas de compras, mochilas, porta documentos, mandiles y otros productos forman parte del catálogo de YoFuiLona. “En el mundo entero se está haciendo esto. Los productos de segundo uso son muy valorados y la gente busca todo lo que es reutilizado”, explicó Rivera.
Asimismo, bajo la premisa: “Impacto visual sin impacto ambiental”, la empresa tiene especial cuidado con los árboles próximos a las vallas publicitarias que utiliza.