Tania Peñaranda Q. | Activo$ Bolivia – Santa Cruz
Muñecos decorativos para escritorio, figuras para tortas, dijes, llaveros, collares, aretes o manillas con imágenes de mascotas o seres queridos son elaborados en porcelana fría y arcilla con mucha creatividad, dedicación, paciencia y habilidad manual por Andrea Villarroel Toyama, emprendimiento que inició en marzo de este año y ahora, dado su éxito, realiza trabajos a pedido.
«Lo que más me gusta de trabajar con estos materiales es que son versátiles, permiten hacer piezas completamente personalizadas al gusto de cada cliente; además, las figuras son fáciles y sencillas de realizar. Por ejemplo, cuando me envían fotos de sus mascotas, puedo hacer un dije que imite al animalito. En algunas ocasiones me pasan fotos de su personaje favorito y esculpo un llavero o un pequeño muñeco», indica Villarroel a tiempo de invitar a que visiten sus redes sociales en el Facebook e Instagram, como Canary Artesanías.
La emprendedora comenta que, en el caso de su negocio, los precios se mantienen, pues existe una tendencia a menospreciar o subestimar el costo de producción de las artesanías, porque —en su criterio— la gente no se da cuenta del trabajo que hay detrás de una pieza, de toda la habilidad manual y el tiempo que demanda su elaboración.
«Por lo mismo, aunque los costos pueden variar de un emprendimiento a otro, me parece importante mantenerse firmes con los precios y defenderlos, así empiezan a valorar nuestro trabajo. Cada objeto es hecho a mano desde cero, ninguna pieza es 100% idéntica a otra, esa es la esencia de un trabajo, es lo que los artesanos tenemos que ponerle un valor», expresa.
Reactivación del rubro
Villarroel sostiene que poco a poco se va reactivando, al igual que muchos otros sectores. En el inicio de la cuarentena se paralizaron varias actividades, por lo que fue difícil volver a empezar, pues todos estaban en un contexto inesperado. En caso, lo logró a través del manejo de canales digitales, tanto para la comunicación con los clientes como para gestionar cobros, además ayudó a establecer una logística clara y fluida para hacer llegar los productos a los clientes.
«Muchos pequeños artesanos y emprendimientos no estaban preparados, pero la pandemia nos obligó a evolucionar, adaptarnos y adecuarnos a las nuevas necesidades de los consumidores. En mi caso, toda la comunicación con los clientes inicia en redes sociales y a través de WhatsApp. Por el momento no cuento con un espacio físico para exponer mis artesanías, pero logro ofertar por línea», explica.
Agrega que sus productos son dirigidos al público nacional, y aunque el flujo de turistas extranjeros no se reestableció, considera que actualmente las barreras geográficas o físicas no deberían ser un impedimento para apuntar a clientes internacionales. De hecho, aquellos emprendimientos que consiguen superar esas barreras tienen una ventaja.
«Es decir, si la clientela no llega a nosotros, nosotros haremos llegar las artesanías a ellos. Todo se trata de ser ingeniosos», señala.
Fechas de mayor demanda
Villarroel destaca que las fechas especiales de mayor demanda son el Día de la Amistad, San Valentín y Navidad, pues, como cada pieza requiere entre cinco días o dos a tres semanas para su elaboración, todo dependiendo del nivel de complejidad de la figura, algunas personas ya están realizando sus pedidos para Navidad, lo cual es una satisfacción. Sin embargo, las ocasiones para hacer regalos y demostrar cariño nunca faltan, ni siquiera durante la pandemia. Aunque el mundo haya cambiado mucho, las personas tienen la necesidad innata de conectarse, establecer y fortalecer vínculos afectivos. Canary permite hacer eso a través de lindos presentes, únicos y personalizados.