Por Luzgardo Muruá Pará
No es sólo una bebida, es una razón de ser, un estilo de vida, con el mismo valor que su comida. Se trata de la chicha, pero esta vez bajo el nombre Chicha Taquiña, infusión mediante la cual la CBN apuesta por volver a las raíces y las tradiciones cochabambinas, recuperando la esencia de su maíz y la economía de sus productores.
Llevó dos años estudiar los pormenores de la semilla, la producción, los terrenos, el marketing, la comercialización, en fin, todo lo que tiene que ver con crear y lanzar un nuevo pero legendario producto al mercado.
«Más allá de la comercialización, dos trasfondos nos motivan a crear Chicha Taquiña: uno social y otro económico», confiesa Alejandro Aguilar, gerente institucional de la CBN Cochabamba.
En el aspecto social, se trata de recuperar y hacer resurgir la chicha como bebida tradicional de Cochabamba, que hace dos años su consumo bajó considerablemente y la producción de maíz lo propio. Eso sí, resurgir la chicha «con todas las medidas de seguridad y sanidad del Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria)», aclara Aguilar. En el aspecto económico, el objetivo es trabajar con proveedores de maíz locales; en una primera etapa con productores que habitan alrededor de la planta Taquiña, el Sindicato Agrario Taquiña, cuya mayoría antes producía flores, pero por factores adversos, debieron cambiar a la producción de maíz. El proyecto contempla trabajar luego con comunidades del Valle Alto y Valle Bajo, hasta dinamizar la economía de por lo menos 2 mil familias.
La Chicha Taquiña
Por ahora la Chicha Taquiña viene en dos versiones: una que contiene 70% de maíz y 30% de cebada; otra 100% de maíz. En cualquiera de los casos, se saborea ese gustillo legendario que sabe a hogar, a amigos, a regocijo. Es que ambas llevan chancaca, el ingrediente épico de los abuelos.
Quizás por eso, desde su lanzamiento al mercado, los jóvenes han sido los más aficionados en probarla.
«Al parecer los jóvenes, en principio, la prueban por curiosidad, porque la asocian con la chicha que departían sus padres o abuelos», deduce el representante de CBN en Cochabamba.
Alianza
Para llegar a producir Chicha Taquiña, CBN se alió con la Fundación Valle, entidad con más de dos décadas de experiencia en el rubro agropecuario, que se encargó del proceso de capacitación a los nuevos productores de maíz, desde el manejo de herramientas, pasando por el tratamiento de los terrenos, hasta la generación de una economía sustentable.
Para diferenciar una versión de otra, la Chicha Taquiña 100% maíz viene en una lata celeste con vivos mostaza; la que contiene 30% de cebada su lata es totalmente celeste. En cualquiera de los casos, el color de la chicha es más claro que el de la chicha tradicional, ello debido «al proceso de filtrado», explica Aguilar.
El precio es Bs 5 para una lata de 473 ml, «muy competitivo» si se toma en cuenta que la jarra de un litro en un boliche popular cuesta Bs 12.
Dependiendo del comportamiento del mercado, se irá diversificando el producto, con lo cual se descarta que se convierta en una competencia a la tradicional cerveza Taquiña, que es otra herencia cochabambina.
De hecho, a pesar de las restricciones por la cuarentena, la Chicha Taquiña ha sido bastante aceptada. Por eso mismos está proyectado comercializarla lo antes posible en los restaurantes, bares y salones de fiesta. Desde ya, se la puede encontrar en los supermercados y tiendas de barrio. Como sea, la Chicha Taquiña ya está comenzando a acompañar a los tradicionales platos de fin de semana, el ADN k’ochalo, donde hay charla, carcajadas, exclamaciones y cantos, tal como se lo hacía en siglos remotos, para deleite de todos.