Por Jonnathan Lucero V. | Activo$ Bolivia – Cochabamba
Una niña nacida en la capital de Bolivia, Sucre, a quien le gustaba la natación, la pintura al óleo y tocaba algo de guitarra. Esa niña, quien desde pequeña sintió los aromas inconfundibles de los niños envueltos, del dulce de guayaba y de la sazón inconfundible del hogar, ahora es reconocida nacional e internacionalmente como una de las chefs más influyentes de la cocina boliviana, además de contar con un emprendimiento familiar sólido, parte de la añoranza y gusto de la gastronomía valluna.
Su nombre es Claudia Sauma Zankys, cuyos padres le inculcaron el valor y respeto a la familia, sus encantos y aventuras, consolidando en ella un amor profundo por el hogar.
«Mi Mamá, Gladys Zankys Kubber, profesora de Física y Matemáticas, mi Papá Edgar Sauma Kuncar, odontólogo. Ambos ya están con Dios, pero el amor y la enseñanza que me dieron sigue presente a diario», los recuerda. Claudia confiesa ser curiosa, desde niña. Un día, en sus años de estudiante, se «chachó» del colegio María Auxiliadora, todo por ir con sus amigas a ver una película. Le costó regaños y un castigo de sus padres. Hoy ese episodio lo recuerda con cariño. Es más, mantiene contacto con sus compañeras de aquel tiempo.
Yo, chef
La decisión de convertirse en chef después de cursar el colegio no fue traumática o negativa, tanto para ella como para sus padres. Claudia relata que el sentido familiar que había experimentado en su niñez y adolescencia guio el destino que ella debía tomar sin dudarlo un solo momento.
«Fue decisión propia. Tenía inclinación hacia la cocina desde pequeña viendo todo lo que hacía mi mami, ya que ella trabajaba, pero al mismo tiempo se organizaba y cocinaba en la casa, dando gusto a mi papi que era sibarita en cuanto a su comida. Recuerdo con mucho cariño, todos alrededor, las señoras que ayudaban a mi mamá, mi hermana y yo en la elaboración del dulce de guayaba, carne de membrillo, humintas, niños envueltos en hojas de parras, etc.», reseña.
La frase
«Pará mí, ser mujer no ha sido una traba. Justamente esos prejuicios tenemos que sacarlos de la cabeza, somos personas, humanos con la misma fuerza e inteligencia que los hombres. Somos tan fuertes como mujeres que aparte del trabajo, tenemos que cuidar a la familia, los hijos y tenemos que lidiar con los sentimientos y el corazón».
Claudia Sauma Zankys
Chef internacional
A los 19 años, con una maleta cargada de sueños, Sauma tuvo la oportunidad de viajar a Los Ángeles, Estados Unidos, donde encontró enseñanzas, experiencias y sabores nuevos que fue integrando a sus experiencias gustativas nativas, combinándolas en fortalezas y destrezas que impulsaron su deseo de ser una excepcional chef.
«Tomé varios cursos de cocina, bar, dentro y fuera de Bolivia. Participé en varios eventos y festivales gastronómicos. Posteriormente, tomé un examen para ser máster chef y me certifiqué. Ahora, con toda la experiencia que fui adquiriendo, soy parte de la Asociación de Chefs de Bolivia y en Cochabamba los represento como su presidenta. También soy miembro auditor de la Academia Culinaria de Francia», resume de modo sencillo su carrera en la cocina. Si bien Claudia tuvo varios empleos durante su estadía Norteamérica, sobre todo en barrios finos y elegantes como Beverly Hills, su entereza y perseverancia la motivaron a estudiar y preparase más. Sabía que el terreno no estaba bregado aún. Reconoció que, en sus primeros años en la cocina, el machismo y la discriminación hacia las mujeres era el pan nuestro de cada día. Sauma siguió luchando. Y con todas esas experiencias que sólo la vida puede dar al ser humano, se dio cuenta que el camino del éxito estaba marcado en el emprendimiento.
«Al tener el conocimiento adecuado para manejar emprendimientos de cocina, el saber cocinar y combinar los sabores fue un gran plus para tomar la decisión de invertir y hacer algo propio», revela la chef.
Emprendedora
Bajo la premisa de no rendirse ante la adversidad y que el emprendimiento no sólo empodera a la mujer, sino a toda la familia, Claudia Sauma decidió abrir su propio negocio. Y no sólo uno: Paprika y Cayena.
«Paprika inicié en un principio con una socia el año 2001, ella era de Madagascar. Comenzamos en la Av. Ramón Rivero esq. Lanza, brindando una nueva opción diferente a los Cochabambinos. Estuvimos juntas casi dos años, pero ella tuvo que volver a su país. Luego se convirtió en una empresa familiar junto con mi esposo, siempre innovando en la comida, calidad, tecnología e infraestructura. Cayena nació en enero de 2015, un emprendimiento en la zona norte, combinando un concepto de café con Bistró. Se dio después de una experiencia de Paprika Express en el ingreso de Home Center», detalla.
Empleo
Entre Paprika y Cayenna generan 40 empleos directos. Durante la cuarentena crearon varias ofertas mediante combos con cervezas, refrescos y postres. También lanzaron días de pastas con descuentos y cupones.
Ambos negocios ganaron rápidamente el cariño y admiración no sólo de comensales locales, sino también nacionales y extranjeros. En esa línea, Sauma destaca aquello por lo cual los comensales prefieren sus platillos antes que de otros restaurantes.
«La ventaja más grande que tienen Cayena y Paprika es el conocimiento sobre la gastronomía. De esta forma mantenemos la calidad de nuestros productos, ante todo. Nos caracterizamos por hacer fusiones, rescatar algunos productos de origen, ser diferentes al resto de las opciones que hay en nuestro medio. Tenemos variedad de platillos, estamos con algunas novedades en el menú en ambos lugares. También hemos lanzado días de pastas y varios descuentos con cupones», refiere la emprendedora.
No se doblega
Uno de los momentos más álgidos y críticos para los emprendimientos de Claudia y para todos los negocios gastronómicos fue la declaratoria de emergencia sanitaria nacional a causa del Coronavirus. La decisión, como todas las que tomó en su vida, la hizo por el bien mayor, su familia. Sabía que no podía arriesgar lo más valioso que tiene y tendrá, su esposo y sus dos hijas, por lo que tuvo que reinventarse para salir al paso y demostrar resiliencia.
«Han sido meses duros, se cerraron los dos restaurantes por más de un mes, luego comenzamos a operar solo desde Cayenna con un equipo reducido y fusionando los dos menús de manera reducida. A finales de mayo comenzamos a reactivar Paprika, tratando de mejorar los ingresos, mantener las fuentes de trabajo y tratar de dar mayor movimiento a la economía», afirma Sauma.
El recorrido de Claudia Sauma ha estado colmado de retos personales y profesionales, de decisiones y experiencias de amor y tenacidad, todo por luchar y alcanzar los sueños y metas que se propuso desde joven. Por esa razón, esta chef de fama nacional e internacional cierra estas líneas dedicando un mensaje motivador e inspirador para las mujeres bolivianas, especialmente para aquellas que desean emprender y ser plenas, no sólo como mujeres, sino como seres humanos.
«Lo importante es tener un balance equilibrado entre el trabajo y la familia, organizarse para no descuidar ambos lados, ser madre y esposa en la casa y en el trabajo una profesional actuando como líder de tu empresa».