El Covid-19 ha provocado, y aún lo sigue haciendo, una devastación a nivel global sin precedentes en el último siglo, con más de 1 millón de personas fallecidas, con miles de contagios por día y un daño incalculable en la economía de los países y de la gente.
En Bolivia, a la pandemia y su impacto, se suma el tema político, que ha sido un factor de incertidumbre entre toda la población, pero muy especialmente entre los actores económicos que, por temor a una nueva escalada de conflictos sociales a causa de las elecciones generales, han optado por esperar y no arriesgar sus inversiones.
Se prevé que esta situación continúe hasta la llegada de las primeras vacunas que comenzarán a ser aplicadas de manera masiva desde febrero o marzo del próximo año, lo que significa que las cosas seguirán marchando con las limitantes que impone la nueva normalidad.
Frente a este escenario, marcado por el crecimiento de la pobreza en gran parte del mundo y la pérdida de millones de empleos, el nuevo Gobierno de Bolivia deberá fijar como mayor prioridad, además de la atención del tema de salud, la búsqueda de salida efectiva a la crisis económica.
Si queremos mejorar nuestra situación, después de haber sido golpeados por la pandemia y los conflictos socio-políticos, es fundamental pensar en un desarme espiritual, procurando un reencuentro entre los bolivianos.
En esa tarea, la reactivación económica será posible en gran medida solamente con una verdadera alianza entre el sector público y privado, canalizando millonarios recursos económicos en condiciones accesibles para que la gran, mediana y pequeña empresa puedan recuperar, aunque parcialmente, las pérdidas ocasionadas por la pandemia.
Asimismo, en este plano, merecen una especial atención los emprendimientos jóvenes, los autoempleados, que son la enorme mayoría y que hoy están teniendo grandes dificultades para mantenerse de pie, imposibilitados de acceder a una línea de crédito en condiciones favorables.
El nuevo Presidente de los bolivianos tiene que estar consciente que mientras el aparato Gubernamental se encarga de generar las condiciones necesarias y adecuadas, con reglas claras y medidas de fomento a las inversiones privadas, los empresarios y emprendedores de todos los sectores serán los verdaderos protagonistas de la Reactivación Económica. Finalmente, si queremos que en lo económico nos vaya mejor a todos, habrá que propiciar una reconciliación nacional, a través de un desarme espiritual, para que entre todos, respetando nuestras diferencias, levantemos Bolivia.
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