Por Edwin Miranda V. | Activo$ Bolivia – La Paz
El precio del oro trepó «hasta a las nubes» en Guanay y otros centros productivos del Norte del departamento de La Paz, puesto que el kilo llegó a 50.000 dólares, y un gramo lo venden en 450 bolivianos, informó el presidente de la Federación Regional de Cooperativas Auríferas (Ferreco), Armando Saravia.
La actividad es febril en Guanay, al punto que decenas de cooperativas dedicadas a la extracción del preciado metal comenzaron a doblar su trabajo y, por ende, a consumir diésel por encima de lo normal.
Debido a esta situación y la existencia, aparentemente, de organizaciones dedicadas al tráfico ilegal de combustibles, el diésel es escaso y se vende en Bs 20 el litro, según Saravia.
El Servicio Nacional de Registro y Comercialización de Minerales (Senarecom) informó que, pese a las restricciones por la pandemia en el país, la actividad minera y la comercialización de oro no cesaron desde enero de este año.
Producción
La producción nacional alcanzó en los últimos meses los 10.203 kilos finos, los mismos generaron 3,615 millones de bolivianos para el Estado, reportó la entidad fiscalizadora del sector minero nacional.
Como efecto inmediato de este crecimiento del valor y el volumen del oro, la explotación del mineral generó 54.2 millones de bolivianos por concepto de regalías mineras en beneficio de los departamentos y los municipios productores, informó el Ministerio de Minería.
Saravia señaló que las cooperativas auríferas en La Paz están produciendo como nunca.
«El sector está generando divisas para el Estado y contribuyendo a la reactivación de la economía», corroboró el dirigente minero.
En los últimos años el oro asumió una importancia estratégica en el mundo debido a las cotizaciones internacionales que alcanzaron niveles muy altos en la década anterior, con un promedio de 1.600 dólares la onza troy.
Sin embargo, la cotización en la primera semana de agosto de este año (plena pandemia) alcanzó 2.067,15 dólares la onza troy, cifra inédita en la comercialización del oro, con tendencia al incremento, ya que este metal precioso se constituye en un activo de refugio de inversión y respaldo de las reservas de los países, debido a la estabilidad de sus precios. La cotización internacional disparó también los precios en Bolivia y las actividades orientadas a la explotación y comercialización del preciado metal aceleró los ingresos y, por supuesto, las divisas para el Estado.