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Emprender en pareja es posible. Pautas de cómo hacerlo sin morir en el intento

Redacción | Activo$ Bolivia

(Con datos de la Red)

Arrancar un proyecto empresarial junto a la persona con la que ya tenemos en marcha un proyecto sentimental puede ser arriesgado, pero también fascinante y productivo. Si tienes una idea de negocio entre manos y no sabes si hacerlo en pareja, lee con atención este artículo. El amor puede ser la mejor receta del éxito empresarial.

¿Qué deberían hacer?

Por mucho que sean pareja y marquen reglas laxas para la convivencia diaria, montar una empresa es otra historia. No tiene nada que ver con dejar la toalla mojada sin ponerlas a secar o no lavar los platos. Emprender en pareja es mucho más.

De ahí que es fundamental marcar desde un inicio las reglas del juego. Eso se traduce en elaborar un contrato entre ustedes en el que se identifiquen todos los aspectos de estos acuerdos.

Lo primero que deben tener claro antes de poner en marcha un negocio conjunto es que si su relación es un modelo de relación de pareja no supone garantía de éxito empresarial. No basta con compartir el mismo gusto por la gastronomía o la música, ahora hay que poner sobre la mesa los objetivos y las metas reales. Es necesaria una visión común del proyecto y para ello hay que estar bien alineados desde el minuto cero.

Para emprender en pareja es preciso marcar reglas y definir roles laborales.

Nuevos roles

Además, es necesario adoptar roles claramente definidos, en función de sus aptitudes. Uno de los conflictos más habituales entre parejas sentimentales es la diferencia de estilos de trabajo. La personalidad, el carácter y el talento son armas de doble filo: pueden funcionar como en una relación sentimental, pero ser un desastre en un proyecto empresarial.

Si te gusta, por ejemplo, vivir bajo presión, pero tu pareja es reposada, llévenlo al terreno de los negocios: para ti, la negociación comercial y para la otra parte, la administrativa. Hay que definir claramente las funciones dentro del equipo de trabajo, determinar las responsabilidades de cada uno en base a sus aptitudes y talento.

Nuevas reglas

En el trabajo…

Es conveniente que determinen de forma clara los horarios de trabajo, la duración de la jornada laboral, las vacaciones y cualquier otro punto que afecte a las dinámicas laborales. Definan el tiempo que dedicarán a la empresa para disponer de tiempo para cuidar de la relación de pareja.

En casa…

Y eso hay que llevarlo también al terreno personal, de manera que pueda llevarse a cabo una buena conciliación familiar. Si separar al 100% la vida personal de la profesional ya resulta en muchas ocasiones utópico, aún lo es más cuando se trata de un negocio gestionado por una pareja.

Marquen reglas de convivencia como, por ejemplo, no hablar de trabajo al traspasar la puerta de casa, no usar el teléfono móvil para responder llamadas de trabajo a partir de cierta hora…

Bajo un nuevo techo

Si, en vez de trabajar como autónomos, constituyen una sociedad, tienen que quedar bien determinado los porcentajes de participación de cada uno y las responsabilidades dentro del proyecto empresarial. Solo de esta manera es posible construir unos cimientos sólidos.

¿Y las finanzas?

La libertad financiera resulta complicada. La clave radica en que, en el ámbito estrictamente empresarial, una de las partes sea capaz de gestionar la ejecución financiera de ambas partes.

Pero eso no choca para nada con algo que resulta fundamental para la supervivencia de la relación: que cada parte mantenga una independencia financiera y que disponga de recursos para “gastos propios”. Es decir, separen la economía de pareja de la economía empresarial porque es obvio que una cena con amigos no debe pagarse con dinero del fondo de gastos de la empresa.

Pros y contras de emprender en pareja

Pros

La confianza con tu compañero empresarial ya está ganada de antemano pues existe un vínculo previo a la puesta en marcha del proyecto. Esa tranquilidad es un valor excepcional.

Menos obstáculos en la planificación de algunas tareas, que evitan intermediarios.

El desgaste es menor, ya que el esfuerzo dedicado es compensado de manera más equilibrada.

La unión hace la fuerza, puesto que se crean “nuevas relaciones” que de otra forma no se darían entre otro tipo de socios o trabajadores.

Mayor motivación al tener cerca a una persona con que ya existe una complicidad, empatía y otros valores comunes

Contras

Se puede producir una falta de diversificación por una excesiva concentración de tareas. Abarcarlo todo juntos es, a veces, peligroso.

Se establece una frágil línea entre el ámbito personal y profesional que, en caso de no delimitarse bien, puede ser contraproducente.

Se puede producir una menor autocrítica y por lo tanto la pérdida de un referente para mejorar en caso de vaivenes empresariales.

7 consejos para llegar a buen puerto

La comunicación y la confianza son los dos pilares fundamentales para llegar a buen puerto. Y si esa comunicación se deja por escrito, tanto mejor.

Pensar en positivo. Apóyate en la persona que tienes al lado y evita volcar en ella las frustraciones si surgen contratiempos. La crítica ha de ser siempre constructiva para seguir creciendo.

Mantener la propia identidad como individuos. Pregúntense: “¿Qué les mueve para hacerlo juntos?” “¿Qué me aporta el otro?” “¿Por qué juntos?” Es bueno ser sinceros consigo mismos y que este emprendimiento conjunto no se realice por causas equivocadas. “Con mi pareja, al fin del mundo” no es la idea.

Entender su dualidad como algo inherente a un proyecto empresarial compartido. Emprender en pareja supone desdoblarse para seguir creciendo.

Autoevaluarse cada cierto tiempo. Por ejemplo, cada seis meses. ¿Se mantienen los mismos objetivos? ¿Qué ha pasado desde el inicio? ¿Afecta a nuestra relación de pareja? ¿A nuestra vida familiar?

Compartir cada cierto tiempo esa reflexión con algún terapeuta externo. Retos, metas, crecimiento personal, errores, aprendizajes…

Trabajar en espacios “separados” en la medida de lo posible y reunirse cuando esté agendado.

Fuente: www.holded.com