Gonzalo César Landaeta (*)
Venimos de una pandemia que golpeó duro y que sigue impactando en la vida de millones de personas alrededor del mundo. Además, en nuestro país problemas no faltan. Los maestros bloquean, los trabajadores exigen aumentos, los políticos discuten y pelean contra los otros partidos y entre ellos mismos, la banca no puede abastecer la demanda de dólares, los librecambistas se aprovechan de la necesidad de la población, los empresarios solicitan mejores condiciones para desarrollar su actividad, los radiotaxistas se estrellan contra las aplicaciones que cada vez tienen mayor aceptación entre los usuarios y así, todos tienen un reclamo, requerimiento o pedido que creen justo.
El comentario generalizado que se escucha, se lee, se percibe, es que “estamos en crisis”, que la situación está cada vez peor y que se vienen tiempos duros y difíciles.
Pero la realidad es que todas las sociedades, en mayor o menor medida, viven en crisis permanente y de todo tipo. Lo importante es cómo se asimila, cómo se afronta y cómo se sale adelante en cada caso.
A lo largo de los años, cientos de conferencistas, asesores y consultores de empresas del mundo han asociado la palabra “crisis”, escrita en chino, con oportunidad, manifestando que el ideograma que se utiliza está conformado por dos elementos: riesgo o peligro y oportunidad. Pero eso es falso, ya que la traducción lingüística no es la correcta.
No obstante, si bien el concepto es errado, la idea que se busca establecer detrás de esa vinculación es que en todo aspecto de la vida siempre existen aspectos negativos y positivos, y depende de cada persona elegir cómo reaccionar y qué acciones llevar adelante para enfrentar cada circunstancia.
Evidentemente es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero la realidad es que todo empresario, emprendedor y persona a cargo de un negocio, debe tomar decisiones a diario, ya sea para quejarse, estancarse y dejarse morir, o esforzarse, transformarse y reinventarse permanentemente para lograr los objetivos.
No existe una receta única o un manual paso a paso. Pero el aprendizaje constante, la convicción, responsabilidad, perseverancia, pensamiento positivo y el rodearse de personas honestas, que estén comprometidas con el desarrollo en general más allá de lo individual son elementos de gran ayuda para salir siempre adelante, sin engañar ni afectar negativamente a otros.
Es fundamental velar por el bien común porque, si se trabaja no sólo por uno mismo, sino por el bienestar de tus colaboradores y clientes, la diferencia es notoria y los resultados acompañarán. ¡Hasta la próxima!
(*) Empresario, asesor de empresas, vendedor profesional, coach, conferencista y docente de pre y post grado.
Gerente general de SúperNova Empresarial
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