Por Activo$ Bolivia – La Paz
Es imposible entender lo que sucederá después de las elecciones del 18 de octubre sin considerar la mesa del ajedrez político, económico, sanitario y social en el que se desenvuelve el país.
Sin embargo, para dilucidar mejor lo que podría venir, existen hombres entendidos y experimentados en rubros y materias cuyo aporte vale para tomar decisiones más acertadas y hacer más llevadera esta crisis, individual y colectivamente.
Ibo Blazicevic es uno de estos hombres, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), quien, con base en su experiencia como empresario, ejecutivo y líder asegura sin tapujos que una de las decisiones elementales para paliar la crisis económica es «congelar el incremento salarial durante los próximos años». Con él habló Activo$ Bolivia sobre éste y otros temas fundamentales, con el único objetivo de dibujar lo mejor posible la realidad económica de Bolivia de acá hacia delante, asumiendo que el salario básico es Bs 2.100, (306,12 dólares), considerado uno de los más «elevados» de Sudamérica.
Activo$ Bolivia (AB).- El sueño de la industrialización de Bolivia ¿se posterga debido a la pandemia o sólo entra en pausa?
El sector industrial planteó desde 1931 que la industria es el motor del desarrollo de Bolivia. En 2018-19 la CNI ratificó su visión y presentó su propuesta de Política Industrial donde plantea 27 políticas neutrales, alineamiento y sectoriales para alcanzar la industrialización.
En 2021, la CNI cumple 90 años y el sueño de la industrialización, acuñado por su primer presidente, Hugo Ernst River, está vigente, no obstante, la coyuntura del Covid–19.
«Es fundamental que tengamos un Estado Promotor de la iniciativa privada antes que un Estado Empresario que compita y desplace a la inversión privada».
AB.- La premisa de la industria nacional era subir su coeficiente de participación en el PIB del 16% al 20% ¿se mantiene esa perspectiva o va en bajada debido a la crisis sanitaria?
El impacto del Covid–19 sobre la industria ha generado a junio de 2020 una contracción del PIB industrial de -7,6%, lo cual repercutirá en el coeficiente de industrialización que en los últimos años ha sido del 16% del PIB.
El Covid–19 es desindustrializador; sin embargo, la CNI, junto a sus asociados, asumen el reto industrializador; en los próximos años se redoblará el trabajo para incrementar la productividad y competitividad y procurar una industrialización mayor al 16%. En este propósito es fundamental que tengamos un Estado Promotor de la iniciativa privada antes que un Estado Empresario que compita y desplace a la inversión privada.
AB.- ¿Cuál deberá ser ahora la política salarial en el país, tomando en cuenta la crisis?
La CNI considera que debe congelarse el ajuste salarial en los próximos años. Bolivia tiene el quinto salario mínimo más alto entre 10 países de Sudamérica y la última en productividad laboral.
En los últimos 14 años el salario mínimo nacional aumentó 314%, lo cual ha restado competitividad a la producción nacional frente a terceros países.
AB.- ¿Lo Hecho en Bolivia es una prioridad para impulsar la industria nacional o aún no?
Impulsar la producción, consumo y empleo con sello «Hecho en Bolivia» es fundamental para alcanzar la industrialización del país. La CNI planteó recientemente que el 20% de los sueldos y salarios se destinen a la compra de productos con sello «Hecho en Bolivia». Esta política logrará incrementar las ventas tanto de pequeñas, medianas y grandes empresas nacionales. El sello «Hecho en Bolivia» fue un planteamiento de nuestra asociada la Cámara de Industrias de Cochabamba que debe recobrar fuerza, puesto que el anterior Gobierno creó su propio sello sobre la producción nacional.
AB.- ¿Cuáles son los sectores más golpeados por la pandemia?
Durante los primeros 60 días de la Pandemia los sectores más impactados fueron los denominados no esenciales (alimentos, bebidas, textiles, cueros, muebles, metalmecánica, entre otros). En estos dos primeros meses de cuarentena rígida cerca del 80% de las industrias no trabajaron u operaron al mínimo de su capacidad instalada.
La paralización de los sectores no esenciales de la industria ha generado iliquidez, puesto que continuaron las obligaciones salariales, a la seguridad social de corto y largo plazo, pago a proveedores.
AB.- ¿Considera que el contrabando es un mal que sigue creciendo? ¿Qué medidas se deben aplicar para combatirlo?
El contrabando representa alrededor de 2.300 millones de dólares al año. Producto de la pandemia y el cierre internacional de Aduanas, el contrabando se incrementó vía pasos de frontera (ilegales). La CNI actualmente viene coordinando con la Aduana acciones de corto plazo de lucha al contrabando, esto es, operativos puntuales de lucha al contrabando en fronteras y el interior del país; empero, la lucha al contrabando implica medidas integrales como la interdicción, control en los mercados internos en coordinación con gobiernos subnacionales, campañas de educación al consumidor, sistema de control del contrabando técnico (subvaluación de productos), modificación de las normas que sancionan al contrabando, entre otros.
«El desarrollo económico del litio y el mutún dependerá del modelo económico que determine el próximo Gobierno. La CNI plantea que debe ser la iniciativa privada la que participe en el desarrollo de estos proyectos industriales».
AB.- ¿El litio y el mutún siguen quedando en teoría?
El próximo Gobierno debe encarar una respuesta concreta a estos dos mega proyectos de industrialización. Desde la CNI consideramos que la respuesta debe basarse en la industrialización, mediante la agregación de valor.
El desarrollo económico del litio y el mutún dependerá del modelo económico que determine el próximo Gobierno. La CNI plantea que debe ser la iniciativa privada que participe en el desarrollo de estos proyectos industriales.
AB.- ¿Qué tipo de industria debe adoptarse de acá hacia adelante, dadas las circunstancias económicas adversas, interna y externamente?
El desafío fundamental de la industria manufacturera es incrementar su productividad para competir a nivel local e internacional. Los sectores industriales que actualmente operan en el país deben incrementar su eficiencia y eficacia, lograr reingeniería de sus procesos, profundizar sus procesos de innovación, investigación y desarrollo, entre otros factores para competir en el mercado local e internacional.
La industria nacional una vez que ha contenido los impactos del Covid–19 ahora debe reacomodarse a los desafíos de la nueva normalidad.
AB.- Finalmente ¿Qué medidas deben asumirse para mejorar el nivel de productividad laboral en Bolivia, que es uno de los más bajos de Sudamérica?
Es fundamental la flexibilización del mercado laboral en Bolivia para lograr una industria competitiva a nivel nacional e internacional. Las normas laborales que datan de la década del 30 del anterior siglo tienen que ajustarse a la «nueva normalidad», donde se requiere un mercado laboral flexible de acuerdo a los ciclos económicos (expansión, contracción), producción por producto, por tiempo, por estacionalidad, por feriados, dominicales y otros. La rigidez de la actual norma laboral sólo ha promovido una gran informalidad laboral en el país.
La CNI planteó una política laboral y salarial en base a 8 aspectos: Derecho de consulta de los empleadores en base al Convenio 26 con la OIT, universalización de la política salarial, nuevo indicador para el cálculo de bonos, y subsidios, política de incentivo a la inversión privada, política salarial para fomentar la competitividad empresarial, política salarial quinquenal, ajuste al Salario Mínimo Nacional y al Haber Básico.
Perfil
—Nombre: Ibo Blazicevic Rojas
—Cargo actual: Presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI) para la gestión 2019-2020 y es Gerente Institucional de la Cervecería Boliviana Nacional (CBN). —Ejerció el cargo de presidente de la Cámara Departamental de Industrias de La Paz (Cadinpaz) desde 2016 hasta 2019.