Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
De haber exportado pequeños volúmenes de quinua orgánica en sus inicios, la empresa Jacha Inti S.A. (JISA) se ha convertido en el mayor exportador de ese grano en el país. En una década, sus ventas externas crecieron casi ocho veces.
“Comenzamos en 2012 exportando 80 toneladas al mes. Hoy exportamos 620 toneladas, en 31 contenedores, mensualmente”, comentó el principal ejecutivo de la empresa, Fabricio Núñez de Arco.
Núñez y sus socios iniciaron, en 2008, un emprendimiento para asesorar en la implementación de los primeros parámetros de calidad para la exportación de quinua; pero la actividad comercial del grano recién se vislumbró a partir de 2011.
Gracias a su hermano Sergio, que tenía una empresa comercial en Estados Unidos, “Andean Naturals”, Fabricio supo de la existencia de la cadena internacional de hipermercados COSTCO, que demandaba quinua orgánica. Esa fue la motivación para montar una fábrica en la ciudad de El Alto destinada a atender el requerimiento de esa importante cadena de alimentos.
En 2012, JISA envió los primeros cuatro contenedores con el grano rumbo a Estados Unidos y -desde entonces- las exportaciones fueron continuas.
Actualmente, provee quinua real boliviana a clientes importantes como Trader Joes, Kellog’s y Pepsico.
BOOM DE LA QUINUA
2013 fue declarado “Año Internacional de la Quinua”, ocasionando el “boom” de este producto. El ejecutivo recordó que el precio de la tonelada métrica de quinua, el año 2000, oscilaba entre los 1.800 a 2.000 dólares; pero entre 2013 y 2014 se incrementó hasta llegar a 8.000 dólares. Hoy, a poco más de 20 años, los precios del grano han vuelto a la cotización del año 2000.
Durante esa etapa (2013-2014) muchos productores que habían abandonado sus parcelas retornaron para producir el grano con la expectativa de jugosas ganancias. Sin embargo, en 2015 surgieron nuevos países productores de quinua en el mundo, los precios del grano se estabilizaron y luego vino una caída.
Hasta entonces, Bolivia y Perú eran los mayores productores de quinua en el mundo y manejaban el 95% del total de las exportaciones. Actualmente, las ventas de ambos países representan entre el 65 a 70% de la exportación de quinua a nivel global; el resto se divide entre España y Canadá, que son los mayores productores de quinua convencional (con agroquímicos).
EFECTOS MULTIPLICADORES
JISA compra quinua en bruto a los pequeños productores. El producto se somete a un proceso de purificación y desaponificación. El 90% de su producción se destina a los mercados externos y solo el 10% al consumo interno.
JISA compra el grano a 5.000 pequeños productores de la zona tradicional (circuito del Salar de Uyuni). Genera 150 empleos fijos y miles de empleos indirectos.
El mejor momento de exportación fue en 2020, cuando estalló la pandemia del COVID-19 se propagó. Núñez dice que la explicación es que la gente optó por la comida saludable e incluyó a la quinua en su dieta.
Aunque este panorama halagüeño no duró mucho. Si bien hubo un mayor consumo del producto, el transporte se encareció exponencialmente.
Hoy, el desafío de la empresa es mejorar el rendimiento de la quinua boliviana por hectárea, que es muy bajo con respecto a Perú donde, por ejemplo, en Puno se producen 900 kilos por hectárea; mientras que, en Bolivia, en la zona tradicional, se cosechan 650 kilos por hectárea.
La meta es subir hasta 1,2 toneladas por hectárea para el año 2027. Para alcanzar esta meta, JISA realiza algunos trabajos para mejorar los suelos recurriendo al abono con excremento de llama.
“La quinua y las llamas no pueden andar separadas, la quinua necesita de los camélidos para mejorar su rendimiento y es algo en lo que estamos trabajando actualmente con otros componentes orgánicos”, afirma Núñez.