Por Jonnathan Lucero V. | Activo$ Bolivia – Cochabamba
Para Elvira Rojas, dueña de la joyería Coral, situada en la Av. Aniceto Padilla casi Potosí, lo principal es buscar maneras de adaptarse a la situación y no dejar mal parados a los dueños ni a los compradores.
«Tomando en cuenta el artículo con el que trabajamos, es lo último de lo último en lo que uno podría gastar ahora. Estamos intentando comenzar a trabajar», manifiesta a tiempo de lamentar que su rubro ha sido uno de los más golpeados al haberse suspendido los eventos sociales, pero sobre todo las graduaciones.
Según Rojas, los productos que ofrecen ahora se elaboran a pedido, puesto que con la situación económica no pueden hacer mucho para persuadir al cliente a que adquiera una pieza de oro o plata.
«Ofrecemos aros de boda, anillos de compromiso y aritos de recién nacido; hacemos piezas sólo por encargo; como verá, no tenemos por el momento piezas en exhibición. Los papás, para las promociones de bachilleres, compraban piecitas como recuerdo de ese momento tan especial, y bueno, esperamos que este año también haya esos regalos familiares», expresa esperanzada Elvira.
Por su parte, Boris Delgadillo, encargado de la joyería Imperio, ubicada en la calle 25 de Mayo, casi Sucre, explica que el incremento del valor del oro en el ámbito internacional afectó negativamente el trabajo que realizan los joyeros, por lo que se experimentó un descenso de clientes debido a los altos precios.
«La joyería es un artículo de lujo, no es una primera necesidad. Se podría decir que hemos disminuido un 30% las ventas de nuestros artículos respeto a la misma época del año pasado o incluso momentos antes que se dé la pandemia», lamenta.
El descenso de compradores de piezas de oro, plata y piedras preciosas se debe a los precios, pues son demasiado caros para la economía familiar golpeada por la falta de empleo. Otro factor es el incremento del precio internacional del oro que llegó a cotizar en 2100 dólares la onza troy, lo cual provoca el incremento del precio en la mano de obra y encarece la compra para el consumidor final.
Estabilidad
A pesar del panorama negativo, Delgadillo enfatiza que el negocio se está manteniendo estable por la recurrencia, cada vez en mayor proporción de los clientes asiduos al local que conocen el trabajo, la calidad de su marca y confían en sus acabados.
«Lo bueno es que, como somos Joyería Imperio, ya tenemos clientes exclusivos que saben de la calidad del trabajo y la garantía de la joya. Como todas esas cosas ya saben, directo vienen», se ufana.
El precio de las joyas sí ha subido un poco, pero como son clientes, la joyería les hace precios especiales.
Joyería Imperio primordialmente trabaja con el oro tradicional, oro blanco y oro rosado. También trabaja con diamantes, zafiros y rubíes, todo a pedido del cliente.
«También trabajamos con plata, pero nuestro fuerte es el oro blanco y el oro dorado», aclara.
Ambas joyerías poseen sus cuentas en Facebook, donde lucen el catálogo completo de sus productos y las formas en las cuales el cliente puede adquirir una pieza de oro, plata o de otra piedra preciosa para la ocasión que requiera. Si bien los precios en algunos artículos subieron, el tope máximo, según los entrevistados, lo coloca el solicitante, por lo que estos negocios están prestos para brindar asesoría personalizada a quien desea obtener una pieza de calidad y hecha por manos bolivianas.