Por Tania Peñaranda | Activo$ Bolivia – Santa Cruz
El Centro de Investigación y Transferencia de Tecnología de la Caña de Azúcar (Cittca), a través de su director ejecutivo Carlos Costas, exteriorizó su profunda preocupación por la «incomprensible oposición» de grupos de activistas a la aplicación de la agrobiotecnología, tema que ha desatado un debate en el ámbito agropecuario.
Destacó que contar con la agrobiotecnología como una alternativa para el agro permite evitar la competencia con las malezas (humedad y nutrientes), a disminuir el uso de agroquímicos (herbicidas, insecticidas, fungicidas u otros) y utilizar áreas marginales por el factor edáfico (suelos salinos), además ayuda a enfrentar los fenómenos climáticos con más éxito.
Cittca, institución con 20 años de trayectoria con trabajo técnico para la mejora del cultivo de la caña de azúcar, aporta con el 80% de las variedades que se cultivan en el país, se mostró a favor de los cultivos genéticamente modificados, porque «está beneficiando al mundo, principalmente a los pequeños agricultores».
Costas recordó que, en el pasado, también se opusieron al uso de tecnologías emergentes como la fertilización, mecanización, uso de agroquímicos y otros que luego sirvieron para abaratar y mejorar la producción de alimentos, hasta incrementarla a los niveles actuales, logrando la soberanía alimentaria.
«Una vez más pretenden dejar sin opciones de competir en igualdad de condiciones al productor boliviano frente a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, en el Mercosur, por citar un sólo ejemplo; en estos países los productores son incentivados por sus gobiernos para aumentar y mejorar la producción de alimentos, fibras y energías limpias», sostuvo Costas.
Añadió que la evolución de la humanidad no se puede detener por mitos, juicios de valor y argumentos poco creíbles de quienes se oponen a la agrobiotecnología, cuando fruto de la investigación y el desarrollo científico ha demostrado que la producción de alimentos genéticamente modificados son una alternativa válida durante más de 20 años. «Se trata de una tecnología que vino para quedarse y disminuir los factores adversos como el clima, las plagas que afectan negativamente al cultivo de alimentos y materias primas agrícolas, disminuyendo su rendimiento, encareciendo su producción e impidiendo mejores cosechas», explica.