Redacción: Activo$ Bolivia
(Tomado del conferencista Brian Tracy)
El espejo es un reflector que hace eco de nuestra desalineada figura o nuestra apariencia física. A veces, nos engaña sutilmente para decirnos que debemos bajar o aumentar algunos kilos, cambiar el look de nuestro cabello o simplemente cubrir algo que a él no le parece que está del todo bien. Mas, ese espejo también puede mostrar nuestra esencia, nuestro verdadero ser, puesto que a través de la mirada, de nuestras muecas, la forma esquiva de estar frente a él son claras señales de cómo estamos y somos en el mundo.
A pesar de su gran labor para reflejarlo todo, nadie lo utiliza para mirar hacia adentro. Todos y todas creen con firmeza que el espejo sirve para peinarse, sacarse una espinilla y quedar bien físicamente, sin darle demasiada atención a lo que curamos nosotros.
Es cierto que en este mundo de la co-presencia, como diría John Thompson, todos observan, aunque de reojo, algún detalle para criticar o hacer mofa de la apariencia de uno u otra, ya sea porque no se vistió con los colores adecuados o se puso dos zapatos de distinto talle y encaje.
Eso, hasta cierto punto, puede ser hilarante, pero lo más importante es saber si aquello que uno luce, aquello que uno muestra por fuera, también es un sentimiento, también es una emoción que corre por las venas y se refleja en el exterior.
Todo lo mencionado anteriormente son artilugios de la sociedad moderna, porque hacen sentir seguro y optimista a quien se encuentra caminando, ya sea en las grandes avenidas de Manhattan o en una ciudad pequeña.
Es bueno verse bien, sin embargo, es mejor sentirse bien. Que no se confundan los términos, porque una mujer puede lucir un vestido rojo, un caballero puede lucir un traje de marca, los niños pueden tener cortes de moda, los jóvenes lucir grandes piercings, y aun así sentirse deplorables, ansiosos, fuera de lugar, que no son escuchados o escuchadas por nadie, que se sienten humillados por el resto que mira atento a las fallas para continuar su burla.
Por ese motivo, lo primero por hacer, antes de lucir algún atuendo llamativo o vistoso, es reflejar el sentirse bien. ¿Cómo se logra eso? Quizá algunos especialistas en psicología puedan refutar lo siguiente, mas sirve como aliciente para quienes tienen este problema.
Si bien no es algo que ocurra mágicamente de la noche a lamañana, al menos el intentarlo, el saber que sí se puede, ya da la sensación de éxito descomunal. No se trata de vestir a la moda, se trata de equilibrar el ser, con el único fin que la plenitud llene la vida y recorra con sus colores vivos y alegres las actividades profesionales y personales que de ahora en adelante se pondrán en marcha.
Primero, se debe reconocer el sentimiento. La ansiedad, el enojo, la frustración tienen un origen, no surgen de la nada como si fueran espinillas en el rostro. Los problemas personales y profesionales también surgen por una causa, es por ello que en vez de negarlos o evitarlos, es mejor asumirlos, porque no están tan mal después de todo.
Escribirlo en un papel puede aliviar esa tensión psicológica que guarda y no sabe por qué; puede mirarse al espejo y decirse a sí mismo el por qué se tiene esa sensación o emoción. Ello permitirá, de a poco y con calma, entender mejor las causas y encontrar una solución acertada y oportuna.
Segundo, la meditación es un arma poderosa para controlar aquellas emociones negativas que invaden por dentro. Hay que tomarse entre 5 a 10 minutos de la mañana, antes de alistarse para el trabajo, para sentarse en el suelo o en el pasto y despejar la mente.
Hay muchas empresas que lo realizan como pate de su Política de Calidad hacia el público interno, con grandes resultados. El relajar los músculos del cuerpo y distorsionar la mente de posibles situaciones molestosas hará la diferencia. Luego de dicha sesión, es bueno tomar agua, mirarse al espejo y emitir frases positivas, de aliento, para que el cerebro se acostumbre a mimarse todo el tiempo y eso fortalezca su ser.
Finalmente, en actuación a lo anterior, se debe responder de manera positiva a la pregunta ¿Quién soy yo? Puede ser una pregunta difícil de responder a la primera, pero con el tiempo y aquellos mimos que se recibe de uno mismo cada mañana, la persona se acostumbrará a responder sin titubear esa pregunta.
No es necesario alardear, no se necesita mentir, simplemente ser sincero y auténtico con uno mismo. La honestidad y sinceridad, además de reconocer las fallas y los logros, sumado a las causas de enojos o frustraciones, abrirán las puertas del equilibrio de la vida, dando como resultado mejores días, mejores noches de sueño, una gran sonrisa en el espejo y, sin importar nada ni nadie, pisar firme sobre cualquier lugar para cumplir la metas y objetivos.
Lo anterior es parte de una serie de 5 consejos prácticos que Brian Tracy evoca en sus conferencias. Es director y CEO de Brian Tracy Internacional, que se encarga de asesorar a compañías en crecimiento personal y ventas. Es autor de 70 libros, traducidos a más de 12 idiomas, entre los cuales destacan Cómete esa Rana, Gana todo lo que te Mereces y Psicología del Logro.
A lo largo de sus 30 años como conferencista y coach motivacional, Tracy ha llegado a los 5 continentes del mundo, motivando a 5 millones de personas y brindado apoyo y coaching a más de 1.000 empresas en todas las latitudes del planeta.
Este es sólo el principio. Todo ese reconocimiento hecho por uno es un pequeño gran paso para sentirse y lucir bien. Ese equilibrio despejará dudas y sinsabores que se pueda tener a lo largo del tiempo, responderá interrogantes que antes eran complejas de entender y solucionará el problema de raíz: la falta de autoestima y seguridad en uno mismo. No se necesita depender de nadie para ser felices, puesto que este estado de ánimos llega cuando uno así lo desea. Las personas son dueñas de sus vidas y arquitectas de sus destinos, y si uno quiere una casa en la pradera, bueno, hay que empezar por los cimientos, para que algún momento, esa casa llamada vida, reluzca esplendorosa sin mucho aditamento y permanezca estable a pesar de los huracanes y terremotos. La decisión está en cada uno, concluye Tracy.