Jonnathan Lucero | Activo$ Bolivia – Cochabamba
No hay sentimiento más doloroso que perder a un ser amado ni tesoro más valioso que perdurar sus recuerdos en el tiempo, más aún en momentos trágicos de pandemia, sin embargo, surgen emprendimientos que alivian de algún modo esos pesares. Es el caso de MultiAgro, la empresa cochabambina que fabrica urnas funerarias diseñadas para atesorar de la manera más solemne y hermosa la memoria y los restos de los seres queridos, sobre todo aquellos que no lograron sobreponerse al Covid–19.
Esta empresa boliviana, al darle un toque y acabado único a sus urnas de pino, es como si abrazara a los dolientes y les susurrara «aquí estoy contigo». Tanto es el cariño que la empresa coloca en sus productos que su mercado principal es el americano y canadiense.
«Cuando empezamos con el tema de las urnas, precisamente empezamos a producirlas con cados de pino de primerísima calidad. No es muy común hacerlas de este material, pero pueden llegar a mercados muy exclusivos, precisamente por el acabado que le hemos dado desde el principio», revela Juan Pablo Demeure, representante de MultiAgro. De hecho, la empresa se dedica desde 2003 a la explotación racional de bosques de pino, a su transformación y producción, bajo estándares de respeto al medioambiente y a la biodiversidad. Derivado de todo ello son las urnas.
Urnas For Export
«Las hemos desarrollado desde un principio para el mercado americano. Todo nace por relaciones con clientes en ese país. En Estados Unidos las personas que creman un ser querido, se quedan con los restos, los ponen en urnas y no los entierran. Es más, los colocan en algún lugar privilegiado de la casa, por eso exigen que sea de calidad muy alta y acabados impecables, porque vienen a ser casi como adornos de los mismos hogares», explica Demeure.
Otra característica peculiar de MultiAgro es que no realiza la venta directa al público o a las familias de los dolientes, sino las distribuye a clientes mayoristas, los cuales se encargan de la venta al cliente final.
Aun cuando son urnas de exportación, pueden encontrarse con precios módicos, dependiendo del gusto y exigencia del cliente, en las distribuidoras mayoristas. «De hecho, nuestros productos pueden encontrarse en varios sitios web, que son los que ofrecen nuestros mayoristas directamente al mercado. Más bien nuestros canales de distribución son de un número reducido de mayoristas», señala el empresario.
Prefieren ataúdes
El drama que el mundo y la humanidad están viviendo actualmente a causa de la pandemia del Covid–19 impide que las familias ahorren lo suficiente como para tener algunos productos como este tipo de urnas funerarias. Quienes han tenido la desgracia de perder a un ser querido, no le queda de otra que conseguir un ataúd para darle cristiana sepultura. Otros, peor aún, los entierran en fosas comunes, sin tiempo ni dinero para guardar sus cenizas.
En el ámbito nacional, la adquisición de las urnas no es tan apetecida, dado que las personas prefieren enterrar a sus seres queridos de cuerpo entero y no comprar artículos como las urnas, consideradas suntuosas. Pasa también que la costumbre de la cremación y posterior conservación en urnas todavía es incipiente en el país.
«Ese tipo de acabado y la calidad que tenemos en nuestros productos lo encarecen bastante como para ser enterrados. Aquí, cuando se crema a una persona, los restos o cenizas los entierran, no los colocan en un lugar visible como lo hacen en Estados Unidos y Canadá. Es por eso que hoy por hoy, no vendemos nuestros productos en el mercado nacional como hacen otras empresas», reflexiona. Más allá de estas limitaciones, sobre todo económicas, MultiAgro ve en el mercado nacional un gran potencial para ofrecer productos funerarios. Tanto Juan Pablo Demeure como su personal, al estar en contacto con el contexto de la sociedad boliviana, saben que en poco tiempo las personas tendrán que adquirir sus urnas, con lo que se abrirán nuevas oportunidades de negocio. Mientras eso ocurra, el resto del mundo se va enterando que en el país hay mano de obra de calidad y mentes brillantes que logran aliviar los dolores del prójimo y crean prosperidad económica con el sello «Hecho en Bolivia».