Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
La región vive tiempos de ajuste. Mientras Argentina celebra haber controlado su inflación, sus ciudadanos sienten el peso del aumento del costo de vida. Paraguay se afianza como un polo económico estable. En otros países, la devaluación de sus monedas encarece los estudios en el exterior. En medio de estas transformaciones, Bolivia podría recuperar un rol protagónico en la educación superior.
Varias voces del sector privado educativo coinciden en que el país está ante una oportunidad para reposicionarse como destino académico. Según Willian Shoaie Baker, presidente de la Asociación Nacional de Universidades Privadas (ANUP) Santa Cruz, el tipo de cambio paralelo ha convertido a Bolivia en una opción «barata» para quienes desean estudiar carreras como Medicina o Enfermería.
“Bolivia se vuelve competitivo, pero necesitamos mejorar los procesos migratorios y de titulación si queremos atraer nuevamente a los estudiantes del exterior”, señala Shoaie. Antes de la pandemia, se estimaba que unos 20.000 estudiantes brasileños residían en Santa Cruz. Hoy, apenas 5.000 continúan en el país. A pesar de esta disminución, la tendencia empieza a revertirse.
Pero no solo se trata de atraer, sino también de recuperar. Shoaie advierte una nueva dinámica y es el retorno de estudiantes bolivianos que estaban en Argentina, impulsado por la creciente dificultad económica para mantenerse allá. “Hoy, un padre necesita tres veces más dinero para sostener a su hijo en Argentina. Muchos están regresando y convalidando materias aquí”, explica.
Un modelo con efectos multiplicadores
Hugo Enrique Montaño, expresidente de la ANUP Bolivia, recuerda que el crecimiento de universidades privadas en ciudades como Santa Cruz y Cochabamba en la última década estuvo estrechamente ligado a la llegada de estudiantes extranjeros. “La matrícula de brasileños permitió inversiones en infraestructura y equipamiento que beneficiaron a todos. El efecto fue multiplicador: se movieron sectores como la vivienda, el transporte y la alimentación”, afirma.
Entre las instituciones que aprovecharon este impulso están UNIVALLE, UDABOL y UPAL, que se posicionaron como referentes en salud y áreas técnicas. No obstante, Montaño también es realista y opina que alcanzar los niveles de matrícula previos a la pandemia no será inmediato.
El desafío está en la implementación de políticas que permitan capitalizar el momento. “Hay que autorizar visas temporales, flexibilizar requisitos como el pasaporte y facilitar la importación de equipamiento educativo. Solo así se podrá atraer a más estudiantes”, plantea Montaño.
Paraguay como espejo
Mientras Bolivia busca recuperar su lugar, Paraguay muestra cómo una economía estable y políticas favorables pueden transformar a un país en centro académico. Con casi la mitad de población que Bolivia, ha logrado posicionarse como destino educativo emergente. El secreto está en su apertura: trámites ágiles, promoción del país como opción de calidad y reglas claras.
Montaño y Shoaie coinciden en que Bolivia necesita avanzar hacia ese modelo, sin perder tiempo, teniendo en cuenta que tenemos la ventaja del idioma, de la cercanía geográfica y de buenos indicadores en educación superior. Solo falta voluntad para optimizar el sistema.
Oportunidad sí, pero con estrategia
Actualmente, las universidades privadas bolivianas concentran cerca de 250.000 estudiantes, lo que equivale a la mitad de la matrícula de las universidades estatales. Sin embargo, los estudiantes extranjeros representan menos del 5% de este total. Para aumentar ese porcentaje, no basta con esperar que lleguen: hay que ir a buscarlos, ofrecer condiciones claras y sostenibles, y fortalecer la propuesta académica.
Bolivia tiene ante sí una ventana de oportunidad. Aprovecharla depende de su capacidad para resolver trabas institucionales, actualizar su visión del sistema universitario y asumir que la educación superior también puede ser motor económico.
Hoy más que nunca, estudiar en Bolivia no solo puede ser una opción viable para miles de estudiantes extranjeros, sino una estrategia de desarrollo para el país.