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viernes, septiembre 26, 2025
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Un empresario apasionado por la tecnología con propósito

El empresario sucrense Daniel Mendivil.

Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia

Mientras muchos recién descubren las criptomonedas o se animan a probar la inteligencia artificial, Daniel Mendivil ya lleva años nadando en ese mar profundo de la tecnología. Suena exagerado, pero no lo es, este boliviano que estudió Derecho e Ingeniería Comercial en Sucre, y más tarde un MBA en Córdoba, apostó por la innovación desde que el “blockchain” era apenas un murmullo lejano en el mundo tech y llamó su atención de sobremanera.

“Mi entrada al universo cripto fue en 2015, cuando todavía era un nicho desconocido y no la locura de ahora. No lo hice para ganar dinero rápido, sino porque vi un cambio de paradigma”, cuenta Daniel.

Esa visión de largo plazo lo llevó a formarse también en manejo de nuevas tecnologías y transformación digital empresarial, en Argentina y Estados Unidos, incluyendo un programa en la Universidad de Stanford que implantó en él una nueva forma de pensar y un chip que ha marcado su carrera profesional: el chip de la innovación constante, pero con propósito.

Su camino profesional arrancó temprano, a los 18 años, en el área de relaciones públicas de Tigo en Sucre. Después, en Córdoba, se volvió coordinador de una incubadora de startups tecnológicas y llegó a ser socio fundador de una academia de programación para niños llamada “Megamentes”. Después volvió a Bolivia por razones personales.

Nuevo aire para el rubro óptico

Ya de vuelta y viviendo en Sucre, asumió la gerencia comercial de Óptica Santa Lucía, una empresa familiar que está a punto de cumplir 50 años y que tiene presencia en 5 ciudades del país. Desde entonces, Daniel junto a su equipo se han convertido en el motor de una revolución silenciosa en el rubro óptico boliviano porque la transformación digital que impusieron en Sucre se irradió a otras ciudades y, poco a poco, va cambiando las reglas del mercado.

“Transformar digitalmente una óptica no es solo vender online. Es diagnosticar, planificar e implementar herramientas que mejoren la experiencia del usuario y le faciliten la vida”, dice. Bajo esa lógica durante su gestión se impulsaron proyectos como el espejo virtual inteligente, que recomienda monturas analizando rasgos faciales con IA, y la incorporación de nuevas herramientas tecnológicas en campañas publicitarias, análisis de datos y experiencia del cliente.

Crecimiento sostenido

Los resultados no se hicieron esperar y se reflejan en un crecimiento interanual constante y bastante importante dentro un mercado que desaceleró su crecimiento desde la pandemia, en nuevas sucursales y en más puntos de distribución en ciudades importantes como Cochabamba, La Paz y Santa Cruz que han marcado la agenda de expansión de la empresa.

Y aunque muchas personas creen que no conocen aún la marca Santa Lucía fuera de Sucre, probablemente ya interactuaron con sus campañas publicitarias optimizadas con inteligencia artificial o con alguno de sus productos de distribución B2B.

“Estamos haciendo cosas que ni siquiera se ven aún en Latinoamérica. El espejo virtual, es un claro ejemplo, lo desarrollaron en Europa y lo lanzamos aquí en 2022”, explica Daniel, convencido de que el tamaño del mercado o su ubicación dentro del mismo no debería limitar la ambición de una empresa.

Además del negocio B2C (de la empresa al consumidor final), Santa Lucía tiene también un laboratorio B2B (de empresa a empresa) que provee lentes a ópticas de todo el país, lo cual implica otro nivel de gestión y atención a estándares de calidad.

¿Y qué sigue?

“Nuestro próximo paso es desarrollar soluciones propias que estén relacionadas a la tecnología y por medio de herramientas como la inteligencia artificial, gamificacion de procesos de atención y postventa, generar impacto en toda la industria óptica, no solo en nuestra empresa”, dice Daniel mostrando que, en su mente, la tecnología y los negocios no paran.

Aunque el Derecho quedó como una herramienta complementaria, hoy su formación en múltiples disciplinas se refleja en una mirada estratégica, técnica y humana. “La tecnología lo ha cambiado todo a través de la historia, pero hasta ahora no ha reemplazado el criterio humano. Lo importante es saber adaptarse, sin dejar de lado la esencia del negocio, que es mejorarle la vida al cliente”.

Desde Sucre, Daniel Mendivil demuestra que no hace falta estar en Silicon Valley para innovar en serio.

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