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Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
El singani es obtenido de la destilación del vino proveniente de la fermentación de la uva de la variedad Moscatel de Alejandría y la historia de esta emblemática bebida boliviana comenzó alrededor de 1550, a través de religiosos llegados de Perú, quienes introdujeron la vid a Bolivia.
El singani es una de las bebidas más puras en cuanto a destilación y ya se producía en el municipio chuquisaqueño de Camargo hace más de 450 años, según una reseña de la Feria Nacional Vitivinícola (Fenavit).
Ya en el año 1600 se producían diferentes cepas de uva desde la viña de San Pedro hacia todo el valle de Cinti.
Con el tiempo, la producción de vinos y singanis en los valles chuquisaqueños fue acometida en la perspectiva de apoyar el desarrollo económico local.
En el siglo XX, cobró mayor relevancia. Entonces, para promover la uva, el singani y los vinos bolivianos se creó la Fenavit, que fue aprobada por Decreto Supremo N° 06518 del 5 de julio de 1963, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro.
En 1964, la norma que le dio vida fue elevada a Ley N° 302 y se estableció que la feria se realizara cada tres años, en Camargo.
Campo ferial pendiente
Pese a ser el evento productivo más importante de la región, los organizadores de la Fenavit no han logrado hasta hoy construir un edificio propio, razón por la que se realiza en el galpón ferial del pueblo.
Después de 60 años de creación de la feria, todo apunta a que, en 2025, los productores de los Cintis podrían contar con su propio campo ferial porque la comunidad La Plateada cedió cinco hectáreas de terreno, explica Judith Tito Rosquellas, directora ejecutiva de la Fenavit.
Sin embargo, señala que, si bien los trámites están en curso, la gran proeza será gestionar el financiamiento del proyecto y su ejecución.
La Fenavit 2023 vuelve fortalecida
La XII Fenavit, realizada a principios de marzo de 2023, tuvo gran convocatoria. Por primera vez, contó con representaciones de La Paz, Potosí, Tarija, Cochabamba, Santa Cruz y Chuquisaca.
Asimismo, 24 de los 36 municipios vitivinícolas del país dijeron “presente” y se registró cerca de un centenar de expositores, entre los que destacaron los bodegueros del Chaco tarijeño y de Santa Cruz.
El retorno a las actividades después de la pandemia logró el desborde de personalidades y turistas.
La Fenavit 2023 estuvo a cargo de Bonifacio Budia, presidente, y Marcela Mendoza Morón, vicepresidenta. Contó con el respaldo de organizaciones campesinas de Nor y Sud Cinti, de la Alcaldía de Camargo y de la Gobernación de Chuquisaca.
“La clave del éxito será articular al sector vitivinícola”, dice Mendoza, quien apuesta por impulsar proyectos y políticas públicas para apoyar al sector.
La actividad de las bodegas cobra ahora mayor relevancia porque se conjuga con el turismo. Un ejemplo de esta sinergia es la feria en torno a la vendimia que se organiza en Camargo y combina degustaciones, exposición de parte de los productores, visita a las bodegas y presentaciones musicales, entre otras varias actividades que generan movimiento económico.
Gran Renato, el singani top de tierra alta
Un singani de uva Moscatel de Alejandría y añejado en barricas de roble francés es el producto top que Bodegas Tierra Alta prepara para lanzar al mercado, tanto nacional como de exportación.
Marcela Mendoza, gerente general de la empresa, cuenta que fue bautizado como Gran Renato en honor a su padre, Renato Mendoza Yokich, quien fundó la bodega hace unos 20 años. El nuevo producto es de lujo y estará listo para el último trimestre del año.
Mendoza comenta que su padre comenzó a producir singani como pasatiempo y para convidar a los visitantes, pero al tener tanta aceptación convirtió su hobby en un negocio.
Hoy, don Renato descansa en paz; pero ahora es su familia la que comanda la empresa porque su hija Marcela tiene el apoyo de su madre, Fanny Morón; de su hermana Patricia, que es la enóloga, y de su hermana Verónica que es responsable de la administración y producción en la empresa.
Tierra Alta es una de las bodegas más altas de la región y produce alrededor de 100 mil botellas anuales de singani. Entre sus logros está haber exportado sus productos a España y haber recibido numerosos reconocimientos a lo largo de todos estos años.
San Pedro, la bodega que le dio nombre al singani
Detrás del nombre de Singani San Pedro hay una historia de casi cinco siglos que tiene su origen en el valle de Cinti, donde los misioneros dominicos encontraron el suelo ideal para el cultivo de la vid.
La historiadora Esther Aillon y la periodista Angélica Kirigin Vda. de Calvo relatan quiénes fueron los dueños de los viñedos en el libro “San Pedro: testigo de los tiempos. Por la ruta del singani en Bolivia. Siglos XVI al XXI”.
Señalan al capitán Alonso de FonsecaFalcon, de la región de Algarve como el primero. Le sigue el hombre más rico de Potosí colonial, el Maestre deCampo Antonio López de Quiroga y luego el capitán español Pedro Antonio de Anzoleaga (siglo XVIII) junto a su yerno e hija.
En tiempos de la República, María Josefa Lizarazu de Linares, Condesa de la Casa Real de la Moneda fue conductora de la viña, a ella sucedieron sus hijos Mariano Linares Lizarazu (1819-1869) y Lucrecia Linares de Calvo (1867-1928).
Pero fueron los esposos Jorge Calvo y Lucrecia Linares, propietarios de San Pedro, quienes participaron en la fundación de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Cinti, en enero de 1925.
En marzo de 1973, Carlos Calvo Galindo, accionista y miembro del directorio de Sagic S.A., adquirió el control mayoritario de San Pedro comprando las acciones de la Fundación Patiño e inició una etapa de renovación de las plantaciones y modernización de San Pedro.
Angélica Kirigin Vda. de Calvo junto a su hijo Javier Calvo Kirigin, Lorgio Rivera y otros familiares mantienen activa a la bodega que le dio nombre al singani, promoviendo los valores de la viticultura en Cinti y protegiendo la producción de la uva Moscatel de Alejandría.