Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia
La escasez de combustible que afecta al país ya no es solo una cuestión logística o económica. Según un reciente estudio elaborado por la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz (UTEPSA), en esa ciudad, el impacto emocional y social se ha convertido en un problema tan grave como la falta de diésel o gasolina.
El informe, titulado “Filas, Pérdidas y Frustraciones”, fue presentado por el Observatorio de Mercados Económicos y Opinión de la UTEPSA con el respaldo de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (CADEX) y el Colegio de Economistas. A partir de encuestas aplicadas a más de 500 personas en surtidores de la ciudad, el estudio revela cifras preocupantes.
La espera que desgasta
Más del 80% de los encuestados afirma pasar más de tres horas en fila para conseguir combustible. En el caso del diésel, la situación es crítica: el 74% espera más de siete horas. Este tiempo no solo representa una pérdida de productividad, también es un desencadenante de malestar personal y familiar.
El 75% de los participantes reporta sentir ansiedad o estrés por la crisis, y el 43% admite haber tenido conflictos familiares relacionados con la escasez.
Además, el 71% asegura haber gastado más de lo habitual en combustible durante el último mes, mientras que un porcentaje similar afirma que la situación ha afectado su desempeño laboral o sus ingresos. El estudio estima una pérdida promedio de 555 bolivianos diarios por persona, lo que agrava aún más el panorama económico.
Reacciones que agravan el problema
Frente a la incertidumbre, muchos ciudadanos están desarrollando estrategias poco sostenibles. Por ejemplo, el 91% llena el tanque por completo, aunque no lo necesite; el 56% admite almacenar combustible en casa; y más de la mitad de los jóvenes considera recurrir al mercado negro.
En el sector del transporte, el impacto es aún mayor. Se calcula un sobrecosto logístico de 250 dólares por camión por día, lo que se traduce en pérdidas mensuales de hasta 3,3 millones de dólares si se considera el total de camiones que esperan combustible en la ciudad.
¿Qué siente la gente?
Para el 84% de los encuestados, la situación empeorará en los próximos meses y el 78% considera que las medidas del gobierno han sido ineficaces. El sentimiento generalizado es de frustración y desconfianza.
Desde la academia, hacen un llamado urgente a implementar soluciones estructurales que garanticen el abastecimiento, reduzcan los efectos colaterales y recuperen la tranquilidad de la población.