
Redacción | Activo$ Bolivia
¿Dónde queda el Estrecho de Ormuz y por qué debería importarte? Aunque suene a lección de geografía de colegio, este estrecho es mucho más que un punto en el mapa. Es, literalmente, un embudo por donde pasa casi una quinta parte del petróleo del mundo (entre 17 y 18 millones de barriles por día) y toneladas de gas natural licuado (GNL), especialmente de Qatar. Si algo se tranca ahí, el mundo entero siente el remezón y Bolivia también, aunque estemos tan lejos de Medio Oriente.
¿Por qué nos afecta?
Primero, porque el petróleo y el gas no solo se usan para mover autos o calentar casas. En Bolivia, una subida en los precios internacionales del crudo puede golpear el bolsillo en más de una forma, desde el precio de los alimentos hasta el costo del transporte, pasando por la factura de electricidad y las garrafas de gas.
Además, Bolivia importa diésel y gasolina refinada. Si hay tensión en Ormuz (como sucede ahora a causa del ataque de Estados Unidos a bases militares de Irán) los precios se disparan, y el Estado tiene que subsidiar más o ajustar. Lo hemos vivido antes.
Bolivia también empieza a mirar con más interés el gas natural licuado, tanto para abastecer regiones alejadas como para vender a futuro si quiere meterse en ese mercado. Pero el GNL también depende de rutas internacionales y precios que, en gran medida, se mueven por lo que pase en ese estrecho.
¿Qué pasa si se bloquea Ormuz?
Más que un simple cuello de botella, sería como cerrar la válvula del gas a medio mundo. Las tensiones geopolíticas ahí (como las que involucran a Irán, EE.UU. y otros países del Golfo) no son lejanas porque pueden desatar subidas de precios, escasez y, en el peor de los casos, un efecto dominó que llegue hasta tu cocina.
Entonces, aunque el Estrecho de Ormuz parezca cosa de noticieros internacionales, su impacto puede sentirse desde una estación de servicio en El Alto hasta el mercado de Villa Tunari.