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sábado, julio 12, 2025
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Bolivia se anima a producir su propio “oro azul”

Constantino Benavides, propietario del vivero Tierra Santa, en Cochabamba, donde produce arándanos.

Edwin Carpio san Miguel | Activo$ Bolivia

Hasta hace no mucho, hablar de arándanos en Bolivia sonaba a ciencia ficción agrícola. Pero hoy, este pequeño fruto azul, famoso por su sabor y su altísimo valor nutricional, empieza a abrirse camino en los campos bolivianos. Aunque el cultivo todavía es incipiente frente a gigantes como Perú o Chile, todo apunta a que el país tiene lo necesario para convertirse en un jugador interesante en el mercado regional. Tierra fértil, agua abundante, clima favorable y ganas de innovar son los ingredientes que están haciendo posible esta nueva aventura agroproductiva.

Un pionero en el sur

En el sur de Bolivia, Tarija se ha convertido en uno de los primeros departamentos en apostar fuerte por los «berries», como se llama al grupo de frutas que incluye a las frambuesas, moras y arándanos. Cimar Rocha, gerente del Centro Ecoturístico y Productivo «Bosque El Paraíso», recuerda que todo empezó con frambuesas y moras en 2004. Fue en 2007 que, gracias al apoyo de la entonces Prefectura de Tarija, comenzaron los primeros cultivos experimentales de arándano.

“Hoy Tarija tiene más de 30 hectáreas productivas y en todo el país sumamos cerca de 40”, cuenta Rocha con entusiasmo. Y aunque un proyecto de 150 hectáreas que lideraba no pudo prosperar debido a trabas burocráticas para acceder a financiamiento externo, la semilla ya estaba plantada. Actualmente, además de Tarija y Cochabamba, pequeños cultivos de arándanos empiezan a brotar en La Paz y Santa Cruz.

Arándanos in vitro

Por su parte, Cochabamba también viene pisando fuerte en esta naciente industria. De la mano del ingeniero agrónomo Constantino Benavides, propietario del vivero Tierra Santa, se ha logrado un avance notable: la producción de arándanos a partir de técnicas in vitro.

Benavides, en colaboración con el laboratorio municipal de Vinto, desarrolló una variedad llamada Emeral, conocida por su tamaño y demanda. “Cerramos el círculo productivo: clonación, cultivo in vitro y comercialización de fruta fresca”, explica. Actualmente, ya cuenta con más de una hectárea en producción en Vinto y Mizque, y no piensa detenerse.

Rocha y Benavides coinciden en algo esencial: Bolivia tiene las condiciones para hacer del arándano un cultivo rentable y competitivo. Pero también advierten que el éxito depende de políticas públicas que promuevan la inversión y de un mayor respaldo técnico. “La universidad tiene que jugar un rol más activo en el desarrollo agrícola local”, subraya Benavides.

Arándanos in vitro desarrollados en el vivero Tierra Santa.

Un negocio con futuro

Si de números se trata, la apuesta por el arándano puede ser más que jugosa. Se estima que una hectárea requiere una inversión de entre 60.000 a 80.000 dólares, pero empieza a dar frutos al cabo de un año y tiene una vida útil de hasta diez años. Nada mal si se considera que el mercado de arándanos no para de crecer, tanto en Bolivia como en el mundo.

Por ahora, gran parte de la fruta que se encuentra en los supermercados bolivianos viene de Perú, Argentina o Estados Unidos. Pero los consumidores locales cada vez buscan más productos saludables y los arándanos, ricos en antioxidantes y nutrientes, se han ganado un espacio en las mesas.

Los productores bolivianos sueñan, además, con exportar. Aprovecharían la “contraestación” respecto al hemisferio norte, lo que les permitiría ofrecer arándanos frescos en épocas de alta demanda internacional. Solo falta organizarse mejor.

La clave: trabajar juntos

Para Rocha, la asociatividad es la gran carta a jugar. Formar polos productivos de 20 a 100 hectáreas permitiría compartir infraestructura como plantas de acopio, cámaras de frío y sistemas de empaque. “Así es como podríamos ser competitivos en el mercado internacional”, asegura.

Eso sí, no todo es color de rosa: el cultivo de arándanos requiere conocimientos técnicos precisos. El PH del suelo debe ser ácido, se necesita un sistema de riego por goteo eficiente y el manejo del sustrato debe ser impecable. Sin embargo, ambos expertos coinciden en que Bolivia tiene todo para lograrlo.

El optimismo es contagioso. Para quienes apuestan por el “oro azul”, este es apenas el comienzo de una historia que podría cambiar la matriz productiva del agro boliviano.

Una oportunidad para Bolivia

Además de Rocha y Benavides, otros expertos como el ingeniero Raúl Taborga también ven en los arándanos una oportunidad estratégica para Bolivia. Taborga, con experiencia en la producción de berries en Estados Unidos, asegura que la demanda internacional es fuerte, especialmente en el segmento de adultos mayores que consumen arándanos para prevenir infecciones urinarias.

Con una buena estrategia de certificación, protección de recursos genéticos y apoyo institucional, Bolivia podría replicar el éxito de Perú y Chile en los próximos años. Aunque el mercado norteamericano presenta algunas barreras comerciales nuevas, sigue siendo el más codiciado por los exportadores de berries.

Para Bolivia, esta es una oportunidad que no debería dejar pasar. Como dice Taborga: “Tenemos potencial y demanda. Solo falta voluntad para convertirnos en líderes regionales”.

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