
Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
“La primavera nos salvó”. Con esa frase, Juan Pablo Cervantes, presidente de la Federación de Floricultores de Cochabamba, resume el respiro que trajo la temporada para más de 8.000 familias dedicadas al cultivo de flores en seis municipios del valle bajo y otras regiones del departamento de Cochabamba.
Tras años marcados por la crisis política de 2019, la pandemia y los constantes bloqueos, los productores de flores encuentran en el mes de septiembre un alivio gracias a la alta demanda por el Día del Estudiante, el Día del Amor y las celebraciones cívicas que se prolongan a lo largo del mes.
“Desde julio las ventas han repuntado. Ahora, con la llegada de la primavera, logramos un respiro que no habíamos tenido en mucho tiempo”, explicó Cervantes, quien advirtió que la estabilidad de su sector es frágil, ya que el mercado vuelve a saturarse desde octubre, cuando la producción crece y los precios tienden a caer.
Diversificando
El dirigente recordó que muchos productores se vieron obligados a diversificar sus cultivos hacia hortalizas y verduras para hacer sostenible su economía. Sin embargo, la floricultura sigue siendo el emblema del valle bajo. “Cochabamba es tierra de flores, pero seguimos vendiendo en las calles, sin un espacio digno y con horarios restringidos”, reclamó, en alusión a un convenio incumplido para tener espacios en mercados municipales y a la falta de avances en proyectos como el playón de Marquina, en Quillacollo, que demanda inversiones millonarias.

Relegados y sin apoyo
Rolando Morales, presidente de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC), coincidió en la urgencia de dar condiciones al sector. Recordó que la región produce unas 200 toneladas de flores al día, con destinos principales en La Paz y Santa Cruz, y que se reabren tímidamente mercados de exportación hacia Turquía. “Necesitamos políticas públicas que nos permitan comercializar con dignidad. No puede ser que un sector que genera tanto empleo siga relegado”, remarcó.
En medio de las dificultades, los floricultores también presentaron proyectos como el “Paseo de las Flores” en Cochabamba, que busca convertirse en vitrina de la diversidad floral y espacio de promoción turística. “No pretendemos generar caos, sino mostrar la riqueza de nuestras flores y abrir nuevas oportunidades”, puntualizó Morales.
La primavera -una vez más- dio oxígeno al sector. Pero los productores alertan que, sin mercados estables, apoyo institucional y visión de largo plazo, el “milagro floral” que cada septiembre llena de color a Cochabamba podría marchitarse más rápido de lo que florece.