
Redacción | Activo$ Bolivia
Después de mucho tiempo con el termómetro financiero en rojo, Bolivia finalmente dio una señal positiva al mundo económico. Este 7 de noviembre, el riesgo país (ese indicador que mide la confianza de los inversionistas internacionales) rompió la barrera de los 1.000 puntos, situándose en 955. Pero la buena noticia no se quedó ahí porque el 10 de noviembre el índice descendió a 930 puntos, la cifra más baja registrada desde julio de 2023.
Es un respiro importante luego de años de tensiones políticas y crisis de confianza, afirma el economista Fernando Romero. En agosto, durante la primera vuelta electoral, el riesgo país aún marcaba 1.207 puntos, reflejando la incertidumbre que vivía Bolivia. Sin embargo, tras la segunda vuelta del 20 de octubre, la tendencia cambió y el indicador cayó a 1.132 puntos. Luego, con la posesión de Rodrigo Paz como presidente, el descenso se consolidó, mostrando que los mercados recibieron el cambio de mando con buenos ojos.
¿Por qué bajó el riesgo país?
Romero explica que detrás de esta mejora hay varias razones. Por un lado, el cambio de gobierno hacia un modelo más liberal y promercado generó expectativas favorables entre inversionistas y organismos internacionales. Además, la anterior Asamblea Legislativa aprobó más de 1.000 millones de dólares en financiamiento, y el nuevo Ejecutivo logró un crédito de 3.100 millones de la CAF, asegurando liquidez para encarar los primeros meses de gestión.
A esto se suma el respaldo internacional al presidente Paz, sus reuniones con el sector privado nacional e internacional y el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, un gesto que elevó la confianza política y financiera. También se notó un alivio en la crisis energética con la llegada de carburantes y los primeros pasos para resolver los problemas macroeconómicos que arrastraba el país.
Un cambio de modelo que genera expectativas
Romero señala que, tras casi 20 años de un modelo más cerrado y estatal, Bolivia está girando hacia una economía de mercado, abierta al capital extranjero y enfocada en recuperar la confianza. “Los mercados leen ese cambio como una oportunidad, creen que el país mejorará su capacidad de pago y evitará un escenario de default (incumplimiento de deuda)”.
Por supuesto, el camino recién empieza. Romero hace notar que, aunque la tendencia es positiva, Bolivia sigue siendo el segundo país con mayor riesgo de inversión de Sudamérica, solo detrás de Venezuela. Por eso afirma que la tarea del nuevo gobierno no será fácil porque debe estabilizar la economía, recuperar reservas, normalizar el abastecimiento de combustibles y volver a atraer inversión productiva.
Sin embargo, hace notar que, por ahora, el descenso del riesgo país a 930 puntos deja un mensaje claro y es que los mercados están observando al país y, por primera vez en mucho tiempo, les gusta lo que ven.