
Redacción | Activo$ Bolivia
El debate por el aumento del pasaje urbano volvió con fuerza al centro de la agenda nacional. El retiro de la subvención a los combustibles reactivó la presión de los transportistas y la población teme que el ajuste termine siendo mucho más alto de lo que realmente corresponde.
Pero, ¿qué dicen los números? Según Eduardo Pando, analista de la consultora GEDESA, ningún incremento del transporte público en Bolivia debería superar los 40 centavos. Y no se trata de una opinión al aire, es el resultado de un estudio técnico basado en datos oficiales, aplicado a ciudades como La Paz, El Alto, Cochabamba, Oruro y Potosí.
El punto de partida del análisis es simple y es que la tarifa es un precio regulado, no un número antojadizo. Depende de los costos operativos por kilómetro y de cuántos pasajeros se transportan en ese trayecto.
Con esa metodología, Pando calculó los llamados “techos tarifarios”, es decir, hasta dónde podría subir el pasaje sin romper la lógica técnica.
¿Cuánto podría subir realmente el pasaje?
Los resultados son bastante claros:
- La Paz: de 2,40 a un máximo de 2,78–2,80 (entre 38 y 40 centavos).
- Cochabamba: con tarifa vigente de 2,50 desde enero de 2025, el techo llega a 2,85 (35 centavos).
- El Alto: de 1,50 a 1,74 (24 centavos).
- Oruro: tarifa actual de 2,00; el ajuste máximo sería de 32 centavos.
- Potosí: también con tarifa de 2,00, el tope técnico es 2,32.
En Santa Cruz, aunque el estudio no fija una cifra exacta, el diagnóstico es similar: la alta eficiencia del sistema —casi 4 pasajeros por kilómetro— hace que el impacto del combustible sea menor. Traducido a términos simples quiere decir que tampoco hay justificación para subidas por encima de los 40 centavos.
El diésel subió en 163%, pero aquí aparece uno de los datos más reveladores del estudio y es que el combustible representa solo alrededor del 20% de los costos operativos del transporte urbano.
Además, en ciudades como Cochabamba, Oruro y Potosí, el 98% de los vehículos usa gas vehicular, cuyo precio no tuvo incrementos significativos. Es decir, el argumento del “combustible imposible de absorber” pierde fuerza cuando se miran los datos completos.
Entonces, ¿por qué se habla de subir 80 centavos o 1 boliviano?
Para Pando, la respuesta es que no es un problema técnico, sino dirigencial.
Según el consultor, cualquier intento de llevar el pasaje 80 centavos o incluso 1 boliviano por encima de la tarifa actual responde a intereses internos del sector, no a una estructura real de costos. De hecho, incorporando correctamente el uso del gas, el ajuste razonable podría estar incluso entre 15 y 25 centavos.
La crisis no debe pagarla el ciudadano
En un país golpeado por la devaluación y con una inflación cercana al 20% anual, trasladar las ineficiencias del sistema —como el exceso de minibuses— directamente al bolsillo del ciudadano sería una medida correcta.
Por eso, el llamado final del estudio es que debe haber menos consigna política y más evidencia técnica. Además, se precisa un acuerdo nacional entre alcaldías, gobernaciones y transporte.
El pasaje no se define con presión ni con megáfono, sino con números. Y los números, al menos esta vez, hablan bastante claro.