Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
La otrora pujante cuenca lechera de Cochabamba atraviesa por una severa crisis. En poco más de una década, la producción del lácteo ha caído estrepitosamente de casi 600.000 litros diarios a un rango de entre 220.000 a 250.000 litros al día, según Rolando Morales, vicepresidente de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC).
Indicó que esta drástica reducción ha ocasionado que el número de familias productoras disminuya a casi un tercio, vale decir, de aproximadamente 6.500 a tan solo 2.500.
Morales atribuye el colapso del sector a varios factores convergentes: la pérdida de rentabilidad; el alza sostenida en los costos de producción; la dependencia de insumos externos; la falta de políticas públicas eficaces y -adicionalmente- la presión del crecimiento urbano.
“Hace siete años, la industria nos pagaba 3,70 bolivianos por litro. Hoy, a pesar de negociaciones recientes prolongadas, apenas se ha alcanzado un precio de 4,55 bolivianos, cuando el costo real de producción bordea los 6 bolivianos”, explicó.
Sube el precio de la leche
A todo esto, el precio de la bolsa de leche en los centros de abasto se ha incrementado recientemente y pasó de 6 a 7,50 bolivianos, ni qué decir los derivados como el yogurt y otros.
La caída de la producción no es un hecho aislado. Las cuencas lecheras de Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y Tarija se han declarado en quiebra técnica. Esta situación refleja una tendencia nacional preocupante. Según datos del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), Bolivia produjo cerca de 540 millones de litros de leche en 2020, con un crecimiento anual que comenzó a estancarse en los últimos cinco años debido a la baja inversión en el sector, la inflación de los insumos y la falta de incentivos para pequeños y medianos productores.
Cochabamba fue superada
Históricamente, Cochabamba fue la cuna de la lechería boliviana, pionera en organización de cooperativas y abastecimiento local. Sin embargo, en los últimos años ha sido superada por Santa Cruz, que ahora concentra la mayor parte de la producción nacional gracias a su infraestructura agroindustrial y mejores condiciones logísticas.
El encarecimiento de insumos, como la soya, el maíz y los forrajes provenientes en su mayoría del oriente boliviano, ha elevado los costos a niveles insostenibles para los productores cochabambinos.
Además, la expansión urbana descontrolada ha desplazado a muchos de ellos, limitando el acceso a tierras aptas para el pastoreo.
“Desde 2015, la mancha urbana ha avanzado sobre las zonas productivas del sur. Hoy seguimos viendo cómo se urbaniza sin ningún control, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria”, advirtió Morales.
Iniciativas
Aunque algunas iniciativas académicas, como la promoción de la tuna forrajera que encara la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), generan esperanza, Morales considera que -sin respaldo institucional- estas soluciones innovadoras no tendrán impacto. “Se necesita una política pública seria, liderada por la Gobernación y los municipios, para recuperar la producción y frenar el cierre de unidades productivas”, afirmó.
Es por eso que hizo un llamado urgente al gobierno nacional para que revise su política económica respecto al sector agropecuario. “El agro nacional está golpeado. El gobierno debe nivelar el precio de la leche a 6 bolivianos por litro para evitar un colapso mayor”, advirtió.