
Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
En un país donde el costo de la carne de res se ha vuelto prohibitivo para miles de hogares, el pollo se ha consolidado como el verdadero rey de la canasta familiar boliviana. Así lo asegura Willy Soria, presidente vitalicio de la Asociación de Avicultores de Cochabamba (ADA), quien destaca que el consumo de carne aviar ha crecido de forma sostenida este año, impulsado por su accesibilidad y por la capacidad del sector de mantener precios estables pese a las dificultades.
“Todo el mundo ahora compra pollo. Un kilo de carne cuesta más de 70 bolivianos, mientras que el pollo ronda los 22. Por eso el consumo se ha disparado”, señala Soria, con más de cinco décadas liderando al gremio avícola cochabambino.
La proteína más económica
Soria reconoce que, a pesar del incremento del precio del pollo, lejos de ahuyentar a los consumidores, ha reafirmado su papel central en la dieta boliviana. “El pollo sigue siendo la proteína más económica y la más versátil para las familias”, sostiene.
Cochabamba, considerada históricamente el corazón avícola del país, produce alrededor de dos millones de pollos parrilleros al mes, con destino no solo al mercado local sino también al occidente, especialmente a Oruro y La Paz. Buena parte de esa producción proviene de granjas cochabambinas que también tienen plantas instaladas en Santa Cruz y sirven como un pulmón de abastecimiento para equilibrar la oferta nacional. “Si no fuera por ese soporte, ya habríamos tenido escasez. Incluso en momentos críticos hemos transportado pollo por avión para no dejar sin producto al consumidor”, recuerda Soria.
Pollos bebé
Explica que, para resistir la volatilidad del mercado y los problemas logísticos, la ADA ha optado por una integración total del ciclo productivo. “Antes solo criábamos pollos; ahora producimos desde el pollito bebé, tenemos silos de maíz, hacemos alimento balanceado y nos encargamos de la comercialización. Eso nos permite sostener los precios”, asegura.
Uno de los principales desafíos continúa siendo el abastecimiento de maíz, insumo clave para la alimentación de las aves. Agrega que la empresa estatal de aprovisionamiento (EMAPA) cumple un rol limitado al proveer cupos reducidos a pequeños productores, mientras que los medianos y grandes deben garantizar su propio suministro. “Los pequeños no llegan ni a la cuarta parte de la producción total, pero los protegemos dentro de la asociación”, aclara.
Alimento garantizado
Con la cercanía de las fiestas de fin de año, el sector avícola garantiza que no habrá escasez de pollo y que la producción está asegurada. “Estamos listos para cubrir toda la demanda. Cochabamba mantiene su liderazgo nacional en la avicultura y lo seguirá haciendo”, afirma con convicción.
Mientras la carne de res se convierte en un lujo, el pollo reafirma su lugar en la mesa boliviana, no solo como una alternativa más barata, sino como el símbolo de resiliencia y organización de un sector que, desde Cochabamba, alimenta a todo un país.