Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
Los hoteleros de Cochabamba no están esperando milagros, aunque igual se encomiendan a la Virgen. Este año, tomaron la delantera y salieron a promocionar a puro pulmón la Festividad de la Virgen de Urkupiña en el exterior. ¿La razón? Reactivar el turismo, llenar las habitaciones vacías y, sobre todo, traer divisas en medio de una crisis que golpea al sector.
¿Quién está moviendo todo esto?
La Asociación de Hoteles de Cochabamba decidió no quedarse de brazos cruzados ante la ausencia de una campaña institucional. “Estamos haciendo bastante propaganda en el norte argentino, sur del Perú y norte de Chile”, cuenta Carlos Contreras, presidente del gremio. La meta es atraer al visitante extranjero que sí gasta, se queda más tiempo y, claro, deja dólares.
¿Qué están haciendo exactamente?
Contactos directos con agencias, paquetes turísticos en hoteles de 3 a 5 estrellas, y una presencia fuerte en redes sociales. Todo con la idea de que la fe no tiene fronteras y que Urkupiña puede ser una excusa perfecta para viajar a Cochabamba.
Desafíos
Son varios. El primero fue el anuncio tardío de las fechas. Hace no mucho se confirmó que la entrada folklórica y otras actividades centrales serán el 9, 10 y 11 de agosto (debido a las elecciones generales de este año). Eso complica las reservas internacionales, que suelen hacerse con medio año de anticipación. A eso se suma la informalidad en el rubro y el cierre de varios hoteles, que ahora funcionan como clínicas o alojamiento temporal.
¿Por qué es tan importante este esfuerzo?
Porque sin turistas extranjeros no hay verdadero impacto económico. El turismo interno ayuda, claro, pero no mueve divisas. Y en un país que necesita dólares como agua en el desierto, esta campaña es más que una apuesta, es una necesidad.
Urkupiña tiene potencial para convertirse en una de las grandes fiestas religiosas de Sudamérica, pero mientras las autoridades locales duermen, el sector privado pone la cara.