Redacción | Activo$ Bolivia
¿Te imaginas que en 2030 tres de cada cuatro bolivianos vivan en ciudades? Bueno, no es un escenario de ciencia ficción: las proyecciones apuntan a que el 75% de la población boliviana será urbana en apenas unos años. Y eso, aunque suena moderno, viene con un combo de retos muy pesados como servicios básicos al límite, más demanda de vivienda, expansión de asentamientos informales y, para rematar, una mayor exposición a desastres naturales.
La realidad ya nos abofeteó. Entre finales de 2023 e inicios de 2024, 317 de 366 municipios fueron afectados por inundaciones y deslizamientos que dejaron más de 230.000 personas damnificadas. Y lo más preocupante es que una quinta parte de la población, que aporta más del 20% del PIB, vive en zonas súper vulnerables. No es casualidad que las familias más pobres sean siempre las que más sufren y más difícilmente logran recuperarse.
Frente a este panorama, el Banco Mundial, junto con el Gobierno de Suiza (a través de la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos del Gobierno de Suiza-SECO), lanzó el Programa de Resiliencia Urbana en Bolivia. Suena técnico, pero en realidad significa algo simple: planificar ciudades que puedan resistir mejor los desastres y el cambio climático. La idea es integrar gestión de riesgos, planificación urbana y acción climática en un solo paquete, con un detalle clave: las comunidades participan en diseñar las soluciones.
Por ahora, La Paz y Santa Cruz de la Sierra son las ciudades piloto. En La Paz, por ejemplo, se implementaron mapas de vulnerabilidad y Soluciones Basadas en la Naturaleza para estabilizar taludes. Mientras tanto, en Santa Cruz se elaboraron mapas de riesgo climático y se formalizó un sistema institucional para responder a emergencias. En ambos casos, los Sistemas de Alerta Temprana (SAT) se han vuelto protagonistas: cada minuto de anticipación salva vidas, infraestructura y hasta la economía.
Otro hito son los Planes de Acción Climática (PAC), los primeros en Bolivia. Estos incluyen desde estudios de vulnerabilidad hasta opciones de financiamiento verde para ejecutar proyectos reales, no solo en papel. Y como no todo se trata de mapas y planes, también está el proyecto de mejora de barrios vulnerables, con la guía Barrios de Verdad y Mil Colores, que pone a los vecinos al centro del rediseño urbano con calles seguras, áreas verdes y espacios que responden a lo que la gente necesita.
Bolivia está escribiendo un nuevo capítulo urbano donde resiliencia no es una palabra de moda, sino una necesidad urgente. Con la colaboración entre gobiernos locales, organismos internacionales y comunidades, el país busca no solo sobrevivir a los desafíos del cambio climático, sino construir ciudades más humanas, seguras y sostenibles.