Redacción | Activo$ Bolivia
No es solo una cuestión de salud, tampoco solo de evasión fiscal. El contrabando de cigarrillos en Bolivia se ha convertido en un problema de seguridad nacional. Y es que, según Naciones Unidas, más del 80% de este ilícito está directamente vinculado con el narcotráfico porque el mismo canal que trae drogas, mueve cigarrillos.
Datos difundidos por la Cámara Nacional de Industrias (CNI) señalan que, solo en 2023, el país dejó de recaudar más de 65 millones de bolivianos por culpa de esta práctica. Y la cosa no ha mejorado. La industria formal asegura que sus ventas cayeron en más de 110 millones en 2024, empujada por un mercado cada vez más invadido por productos ilegales.
Los datos son escandalosos. En diciembre de 2022, el contrabando de cigarrillos apenas tocaba el 2.9% del mercado. Para fines de 2023, ya era el 20.1%. ¿Y en 2024? El último informe habla de un 36.5%, una cifra que confirma lo que muchos ya sospechaban: el cigarro ilegal se ha convertido en moneda de pago en el mundo narco.
Mientras otros productos bajaron su contrabando por la falta de dólares, los cigarrillos ilegales se dispararon. El motivo es que se usa como “divisa informal” en transacciones ligadas al crimen organizado.
Operativos
En 2024, las autoridades bolivianas intensificaron los operativos, decomisando más de 120 millones de cigarrillos ilegales. Este año, 2025, el combate sigue firme: se abrió un punto de control especializado en Boyuibe, una zona clave en la ruta del contrabando, y Aduana Nacional viene mostrando en redes varios operativos contundentes.
¿Alcanzará? Esa es la gran pregunta. Lo cierto es que mientras el cigarro ilegal siga siendo parte del engranaje narco, apagar este incendio será tarea de largo aliento.