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domingo, septiembre 14, 2025
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La inteligencia artificial aún es un terreno por explorar para Bolivia

Fuente: ILIA 2024.

Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia

Cuando hablamos de Inteligencia Artificial (IA), los ojos del mundo suelen voltear hacia gigantes como Estados Unidos, China o (en América Latina) hacia Chile y Brasil. Pero ¿qué pasa con Bolivia? Según el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2024), nuestro país aparece en el puesto 16 de 19 con un puntaje de 26 sobre 100. En otras palabras, estamos en la categoría de “exploradores”, es decir, apenas empezando a caminar mientras otros ya corren maratones.

El experto Alex Castro Gumiel, master en IA de la Universidad de Valencia y experto en Ciencia de Datos de UNICEF, explica sin rodeos la situación del país: “Bolivia todavía no tiene ni estrategia nacional ni regulación en IA, y eso nos mantiene rezagados”. Mientras Chile se luce con un 73% y Brasil con 65%, Castro identifica cuatro cuellos de botella en los que Bolivia está atrapada: poca adopción tecnológica, falta de capital humano especializado, ausencia de un marco regulatorio y una comprensión limitada de lo que la IA puede hacer en el sector público y privado.

¿Por qué vamos tan atrás?

Castro apunta que la agenda nacional prioriza otros temas como energía, minería, educación y salud, dejando la transformación digital en segundo plano. Además, la débil articulación entre Estado, academia y empresas hace que los esfuerzos sean aislados, casi siempre a pequeña escala. El resultado son proyectos fragmentados que no logran consolidar un ecosistema sólido.

Foto: UNIFRANZ

Lecciones de los vecinos

Tenemos ejemplos muy cercanos de avances en IA. Uruguay, por ejemplo, creó su Estrategia de IA para el Gobierno Digital, y Argentina lanzó la Agenda IA 2030. Ambos países invirtieron en formación de talento, centros de investigación y marcos regulatorios claros. La clave, según Castro, es la visión estratégica y la cooperación público-privada, más que los recursos en sí mismos.

El reto del talento y la fuga de cerebros

Uno de los puntos más sensibles es la formación profesional. Las universidades locales todavía tienen una oferta limitada y desconectada de la industria. Y lo poco que se forma suele emigrar, es lo que pasa con profesionales que encuentran mejores oportunidades en otros países. Eso genera una fuga de talento que nos deja con menos manos para construir desde adentro.

Hay, sin embargo, excepciones. Castro menciona a la UTEPSA, una universidad privada con enfoque tecnológico con sede en Santa Cruz, que ya está incorporando IA en su malla académica y promoviendo espacios de innovación donde los estudiantes trabajan con casos reales. Este es un ejemplo de cómo empezar a cerrar la brecha.

Qué pasa con la inversión

Este es otro punto crítico porque sin inversión pública ni privada, no hay hardware, datos ni investigación. Y, sin eso, es difícil generar soluciones competitivas. Para Castro, la apuesta debe enfocarse en el fomento de startups tecnológicas en IA, que abran camino en consultoría, análisis de datos y automatización. El campo está casi virgen, lo que representa una gran oportunidad si alguien se anima a dar el primer paso.

¿Por dónde empezar?

La receta inicial, según Castro, está en invertir en talento local con más programas universitarios, formación práctica y competencias internacionales que permitan a los bolivianos destacarse en este campo. Con gente preparada, las empresas y el Estado podrían empezar a desarrollar soluciones que realmente impacten en la economía y la sociedad.

Por ahora, la IA en Bolivia es como un coche nuevo, recién comprado; pero aún guardado en el garaje. ¿Cuándo vamos a encenderlo y empezar a manejar en serio?

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