Redacción | Activo$ Bolivia
El mercado paralelo del dólar en Bolivia tuvo su propio pulso electoral. Durante casi todo octubre, el precio se movió con discreción, rondando entre los Bs 12,4 y Bs 12,8 por dólar. Nada fuera de lo común hasta que llegó el 19 de octubre, día de la segunda vuelta presidencial, y el tipo de cambio se disparó hasta los Bs 13,4, su nivel más alto del mes.
Esa subida no fue casualidad. Cada elección genera incertidumbre y los operadores del mercado informal —siempre atentos a los rumores políticos— suelen cubrirse comprando dólares. La expectativa sobre el resultado y la posible reacción del nuevo gobierno bastó para calentar la demanda en cuestión de horas.
Sin embargo, el alivio llegó tan rápido como el susto, al día siguiente, lunes 20 de octubre, el precio volvió a caer, tocando nuevamente los niveles previos, alrededor de Bs 12,5. La explicación parece clara: una vez confirmada la victoria de Rodrigo Paz, los compradores salieron del mercado, los oferentes volvieron a aparecer y la cotización se estabilizó.
En lenguaje económico, lo que vimos fue un pico especulativo de incertidumbre electoral, una reacción típica cuando el país espera señales sobre el rumbo económico que tomará el nuevo gobierno. Lo interesante es que la corrección fue casi inmediata, lo que podría indicar que el mercado no anticipa medidas drásticas ni una devaluación oficial a corto plazo.
Aun así, el gráfico deja una lección: el dólar paralelo sigue siendo el termómetro emocional del país. Cuando la política se agita, el billete verde no se queda quieto.