Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia
Cochabamba siempre ha sido sinónimo de buena comida, pero hoy sus cocinas están apagándose. La crisis está golpeando tan fuerte al sector gastronómico que cada día dos restaurantes, pensiones o cafés bajan la cortina para siempre.
El pronunciamiento de la Cámara Gastronómica de Cochabamba (ASERAC) deja claro que la situación es insostenible. Hasta el 12 de junio, después de 17 días de bloqueos y 10 de aislamiento total, los números provocan rabia, tristeza e impotencia: 70 millones de bolivianos en pérdidas en lo que va del año y un impacto diario de 5 millones de bolivianos. La ciudad pierde plata y sabor.
Pero eso no es todo. La inflación alimentaria está por las nubes (22% interanual), los costos operativos subieron un 24% y los ingresos cayeron un 35%. ¿Resultado? Restaurantes cerrando, cocineros sin trabajo y un ecosistema que afecta a miles de personas, desde el agricultor que vende sus papas hasta el transportista que reparte las verduras.
El sector genera 30.000 empleos directos y articula con el agro, el turismo y la identidad de la ciudad. Pero si no se actúa ya, podría quedar reducido a nostalgia.
Desde ASERAC, exigen levantar los bloqueos, instalar una mesa técnica urgente y, sobre todo, que las autoridades asuman su responsabilidad.