Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
Bolivia es un país que todavía no ha sacado todo el jugo a su riqueza agrícola y la yuca es un claro ejemplo de ello. Aunque este tubérculo es parte fundamental de la dieta en varias regiones, su potencial económico y sus múltiples aplicaciones siguen siendo poco conocidos. Sin embargo, la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), a través de su Banco de Germoplasma de Yuca, ha tomado la iniciativa de cambiar esta realidad.
Durante un reciente simposio en Cochabamba, organizado por el Centro de Biotecnología y Nanotecnología Agropecuario y Forestal (CByNAF) de la UMSS, los expertos revelaron datos sorprendentes: la yuca se produce en siete de los nueve departamentos de Bolivia, incluso en Potosí, una región tradicionalmente ajena a este cultivo. Pero más allá de la producción, lo realmente innovador son los nuevos usos que están surgiendo para este alimento.
De la mesa al emprendimiento
Uno de los desarrollos más llamativos presentados en el simposio fue la cerveza de yuca, un producto que promete darle un giro inesperado al mercado de bebidas. Además, un emprendedor boliviano está en proceso de cumplir los requisitos técnicos para exportar yuca enlatada, una iniciativa que podría abrir puertas en mercados internacionales.
La UMSS también ha puesto manos a la obra para crear un catálogo de todas las variedades de yuca en Bolivia, con el objetivo de mejorar su producción y dar a conocer su diversidad.
Actualmente, el rendimiento del cultivo en el país es de apenas 8-9 toneladas por hectárea, muy por debajo de las 25 toneladas que se obtienen en Brasil o las más de 40 en algunos países asiáticos.
Yuca para un futuro sostenible
El potencial de la yuca va más allá de la alimentación. Investigadores de la UMSS han destacado su uso en la producción de plásticos biodegradables, una alternativa ecológica que podría reducir el impacto ambiental de los desechos plásticos convencionales.
Con todas estas iniciativas en marcha, queda claro que la yuca boliviana tiene un futuro prometedor. La clave está en seguir impulsando la investigación, mejorar los rendimientos y fomentar alianzas con el sector privado para transformar este humilde tubérculo en una estrella de la agroindustria. ¿Será la yuca el próximo boom de la economía boliviana? Todo apunta a que sí.