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domingo, enero 19, 2025
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Este departamento es el segundo gran proveedor de alimentos para Bolivia

La producción de manzana tiene alto potencial en Cochabamba.

Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

Santa Cruz aporta a la soberanía alimentaria del país produciendo cerca del 70% del volumen total de alimentos demandados, además de generar excedentes para la exportación. ¿Qué departamento le sigue en importancia productiva?

Atrás quedó el denominativo de “Granero de Bolivia” para referirse a Cochabamba. La economía del sector agropecuario cochabambino está minada por varios factores, entre ellos el constante bloqueo de caminos, que es el peor enemigo porque ocasiona millonarias pérdidas y desabastecimiento general, dice Rolando Morales, gerente de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC).

Pese a ese panorama, es el segundo gran proveedor de alimentos para el país después de Santa Cruz y provee cerca del 30% de la demanda total.

Cochabamba cuenta con unas 800 mil hectáreas para la producción agropecuaria, de las cuales 300 mil son aprovechadas objetivamente (es decir, 33% del total) y su fortaleza se asienta en la producción de carne de pollo parrillero, huevos, hortalizas y verduras. Además, es el primer productor de flores del país.

El trópico cochabambino es un gran productor de carne de pescado, piña, palmitos, arroz y cítricos, entre otros. También genera ingresos para el país con la exportación de banano. Sólo en 2023 exportó más de 70 millones de dólares por la exportación de 170 mil toneladas de banano, gracias a la fuerza productiva de 22 mil familias.

En el sector pecuario, el departamento cuenta con un hato ganadero de más de 300 mil camélidos entre llamas vicuñas y alpacas, y se ubica como el cuarto productor después de Oruro Potosí y La Paz. En este sector también trabajan 20 mil familias en seis diferentes municipios.

Por Cochabamba transitan al día al menos 10,5 millones de dólares en diferentes productos procedentes de sectores como la agricultura, salud, industria, comercio, servicios, logística y otros, lo que convierte al departamento en un eje articulador importante para el país porque la mitad de esos productos se va hacia los puertos del Pacífico como exportación.

El sector agropecuario de Cochabamba aporta al PIB departamental entre 1.500 a 2.000 mil millones de dólares, que representan cerca de un tercio del total que es unos 6 mil millones anuales. Ese es el dato hasta diciembre de 2023; pero esa cifra será menor al cierre de 2024, comenta Morales con pesar.

Los duraznos de San Benito, en el Valle Alto, son altamente cotizados.

3 fuertes amenazas

Además del bloqueo de caminos, las otras grandes amenazas son la falta de control al ingreso de productos de contrabando y el avasallamiento de tierras productivas. El crecimiento de la mancha urbana es visto por Morales como un “atentado lapidario a la seguridad alimentaria”, especialmente en los municipios de Cercado, Sacaba y Quillacollo, donde los productores agrícolas se han visto confinados a pequeños espacios.

Los datos de la CAC permiten estimar que se redujo en cerca del 25% el suelo productivo agrícola producto del crecimiento descontrolado de las manchas urbanas, vulnerando la ley que garantiza la seguridad alimentaria del país. Esto ha sido muy evidente en Cercado entre 2015 y 2021. En aquella época, Cochabamba tenía 6.500 productores lecheros sólo en la zona de Las Maicas; pero ahora sólo llegan a 2.500.

Todas estas variables son la razón para que la producción lechera se haya reducido de medio millón de litros diarios a 300 mil, con el agravante de que se incrementó el precio de los insumos para la lechería en un 40% debido a la falta de dólares y de diésel.

Biotecnología

Una de las grandes esperanzas que abriga el sector agrícola es que el gobierno dé luz verde al uso de biotecnología porque permitiría incrementar los volúmenes de producción de maíz, trigo y otros para cubrir la demanda insatisfecha. La producción de esos granos se ha visto mermada por la sequía causada por el cambio climático.

Morales echa mano de datos técnicos para asegurar que con semilla nativa de maíz se producen dos toneladas de maíz por hectárea; pero con semilla genéticamente modificada se producirían 12 toneladas por hectárea porque sería resistente a todo tipo de enfermedades.

La falta de agua es una preocupación constante. Las aguas provenientes de Misicuni son aprovechadas para el riego de las zonas productivas de Quillacollo, pero el Valle Alto y el Cono Sur, que son las zonas más áridas del departamento, no disponen de agua para riego. Esta es una de las razones por la cuales la CAC anticipa una baja del 25% en la producción de verano para 2024.

Morales dice que hay tres temas estructurales por resolver: seguridad jurídica para encarar una lucha efectiva contra el avasallamiento de tierras; crédito para la reactivación agropecuaria y el uso de biotecnología en todas las áreas productivas.

Dar el salto a la biotecnología es un gran reto para Cochabamba, que no ha experimentado ningún avance tecnológico en la agricultura durante los últimos años.

En la zona andina de Cochabamba aún se practica la producción de subsistencia y el trueque como forma de transacción. Esta precariedad muestra la necesidad urgente de establecer políticas de Estado, alianzas estratégicas y planes articulados entre el gobierno central y los gobiernos subnacionales para revitalizar el potencial productivo cochabambino que, a pesar de las adversidades, tiene un amplio margen para crecer.

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