Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
Hay una pequeña hoja, pero gigante en potencial, que está saliendo de Cochabamba para conquistar los paladares en Estados Unidos: la stevia boliviana La hoja entera ya se vende como té herbal en el competitivo mercado norteamericano. Esto es una tremenda ventana de oportunidad para los productores bolivianos.
La noticia nos la cuenta Huáscar Velásquez, presidente de la Asociación de Productores Orgánicos de Stevia de Cochabamba. Su grupo tiene más de 100 agricultores que, en total, manejan entre 30 y 50 hectáreas y producen unas 100 toneladas de hoja al año.
El «secreto misk’i» que marca la diferencia
Aunque el 95% de su producción todavía se queda en casa (principalmente para la tradicional lejía que acompaña a la hoja de coca), las exportaciones están agarrando vuelo. ¿La clave? La calidad cochabambina.
En zonas como Mizque (cuyo nombre viene del quechua misk’i, que significa “dulce”), producen una hoja más gruesa y resistente. Esta característica es un golazo para la exportación porque la hoja llega enterita, sin desmenuzarse, a diferencia de la stevia tropical que se rompe más fácil.
«El mercado estadounidense nos ha confirmado que esta es la calidad que buscan,» dice Velásquez con optimismo. Ahora, el gran reto no es la demanda, sino ampliar los cultivos.
Los desafíos
El potencial es enorme. Junto a Santa Cruz, Cochabamba lidera la producción nacional, que involucra a unas 5.000 a 10.000 familias. El mundo pide a gritos endulzantes naturales y orgánicos, y la stevia boliviana tiene todo para codearse con gigantes como el café y el cacao.
Pero, claro, no todo es miel sobre hojuelas. El sector se enfrenta a varios dolores de cabeza:
- Certificación orgánica carísima.
- Falta de industrialización eficiente.
- Productos «pirata» en el mercado local que se venden como stevia, ¡pero que son puros edulcorantes químicos!
A pesar de estos baches, el panorama es más que alentador. Huáscar Velásquez dice con entusiasmo: «Hoy vemos una luz al final del camino. El endulzante natural tiene todo para convertirse en un producto bandera de exportación si consolidamos la cadena orgánica y garantizamos precios justos al agricultor.”
Así que, con la mira puesta en la sostenibilidad y en el mercado global, Cochabamba está lista para confirmar su título como el corazón dulce de la stevia en Bolivia, llevando el sabor misk’i cada vez más lejos.