Redacción | Activo$ Bolivia
La Renta Dignidad siempre genera debate en Bolivia, pero esta vez la polémica subió de nivel con una propuesta electoral plantea subirla a Bs. 2000 mensuales para los “no rentistas” y Bs. 1000 para los “rentistas”. La idea suena atractiva para millones de adultos mayores, pero los números muestran otra cara y es que sería un gasto casi impagable para las arcas del Estado.
Actualmente, la Renta Dignidad llega a más de 1,2 millones de ancianos, con un presupuesto de Bs. 5.529 millones en 2025, apenas un 4% más que el año pasado. Pero si la promesa del candidato a la vicepresidencia Edman Lara (PDC) se cumple, el gasto anual saltaría a Bs. 30.171 millones, es decir, un 446% más.
¿De dónde saldría tanta plata?
El economista Fernando Romero hace cuentas:
- Para los rentistas (21% de los beneficiarios), el pago anual sería de Bs. 3.540 millones.
- Para los no rentistas (79%), la cifra se dispara a Bs. 26.631 millones.
En conjunto, la factura mensual sería de Bs. 2.514 millones. Para tener una idea, este monto es casi el 50% de todo lo que Bolivia gasta en sueldos públicos en un año, y prácticamente lo mismo que se destina a salud o educación.
¿Promesa electoral o riesgo fiscal?
Romero advierte que el país ya atraviesa un desequilibrio macroeconómico y que, antes de pensar en bonos imposibles de financiar, lo urgente es un plan de ajuste fiscal serio y consensuado. Sugiere que el gobierno saliente y las tres fuerzas políticas que cogobernarán tras la segunda vuelta electoral conformen mesas técnicas para hacer un diagnóstico realista de la economía y evitar que promesas emocionales se conviertan en una bomba de tiempo.
Para los ancianos, recibir Bs. 2000 cada mes suena a justicia social. Pero para las cuentas del país, es una promesa que podría costar casi lo mismo que todo el presupuesto de salud y educación juntos.