Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia
En los últimos días, muchos celebran la baja del dólar en Bolivia como si fuera un signo de estabilidad económica. Pero cuidado, esta caída no significa recuperación, sino todo lo contrario, es un síntoma de deterioro.
El analista financiero Jaime Dunn dice sin rodeos que la baja en el precio del dólar paralelo no es un buen síntoma para la economía. “Cuando la economía empeora, también baja la demanda de dólares y eso puede hacer caer su precio”. Es decir, lo que parece alivio para el bolsillo, en realidad es la prueba de que hay menos circulante, menos transacciones y menos confianza.
Dunn explica que en Bolivia la situación es doblemente complicada porque no solo hay menos dólares en movimiento, también circulan menos bolivianos. La gente y las empresas tienen menos capacidad de comprar divisas y eso empuja a la baja el tipo de cambio. “La economía no ha mejorado en los últimos meses, más bien se ha deteriorado”, recalca el experto, aconsejando además que se evite la especulación porque comprar dólares puede ser una forma de protegerse, pero no es un juego de azar.
¿Y qué piensan los empresarios?
Amílkar Rocha, presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM), va más allá y cree que el panorama puede ponerse aún más oscuro si el Gobierno recurre a la compra de dólares en el mercado paralelo a través de plataformas como Binance. Según él, eso podría disparar el tipo de cambio hasta los 15 o 20 bolivianos por dólar.
Rocha plantea como salida los llamados créditos puente para evitar un colapso y asegura que Bolivia necesita un “sinceramiento económico”. En su opinión, lo realista sería un tipo de cambio en una banda de 10 a 13 bolivianos, mucho más cercano a la situación real del país. También alertó que la inflación ya roza el 17% y podría superar el 25% hacia fin de año, golpeando tanto a empresas como a familias.
Entonces, la caída del dólar no es motivo de fiesta, sino una señal de alarma. La economía está más frágil de lo que aparenta y la supuesta estabilidad cambiaria es solo un espejismo. Como resume Dunn, la verdadera pregunta no es cuánto bajó el dólar, sino cuánto se deterioró la economía boliviana.