Redacción | Activo$ Bolivia
Todos hablamos del subsidio a la gasolina como si fuera una ley natural, pero pocos entienden realmente cuánto cuesta, a quién beneficia y qué pasaría si un día el Gobierno decide levantarlo. El economista y experto en hidrocarburos Mauricio Medinacelli lo explica con diez respuestas que duelen más que llenar el tanque en tiempos de escasez.
Primero, es preciso aclarar que no solo la gasolina y el diésel están subsidiados. En Bolivia, prácticamente toda la energía lo está: el gas de las garrafas, la electricidad de tu casa, el gas natural de la cocina, el GNV de los autos.Todo.
Entonces, ¿cuánto costarían realmente la gasolina y el diésel sin subsidio? Depende del precio internacional y, sobre todo, del tipo de cambio. Hoy, una empresa boliviana como Empacar vende diésel sin subsidio a unos Bs 14 el litro. Según Medinacelli, los precios reales (si usáramos el dólar paralelo de Bs 13) serían Bs 12.4 para la gasolina y Bs 13.1 para el diésel. Es decir, más del doble de lo que pagamos ahora.
Pero subir los precios no es tan simple. En Bolivia, las decisiones sobre combustibles no son solo técnicas, son políticas y fiscales. Porque nadie quiere cargar con el costo de una medida impopular, y porque quitar el subsidio implica tocar el déficit del Estado.
Medinacelli se pregunta: “¿Y si lo hacemos a la Evo? Es decir, de golpe, como en 2010”. Explica que esa opción solo aumenta los impuestos al consumo (el famoso IEHD), sin beneficiar al productor ni incentivar la producción. Es jugosa para las arcas públicas, pero no tanto para la industria. En cambio, un ajuste equilibrado, que suba también los precios al productor, ayudaría a reactivar el sector petrolero, aunque recaude menos.
Eso sí, Medinacelli dice que ambos caminos reducen el subsidio. Según sus cálculos, eliminarlo completamente podría aumentar los ingresos del Estado entre 9% y 11% del PIB. Pero también generaría una inflación del 10% al 12% y subiría la tarifa del minibús a Bs 3.50 o incluso Bs 4.50. Golpe directo al bolsillo.
¿Hay salida? Se habla de precios diferenciados, uno para el transporte público, otro para autos de lujo; pero eso, advierte Medinacelli, es abrir la puerta a la corrupción. Y después de 20 años de irregularidades en el sector petrolero, pocos creen que funcionaría.
El experto resume su análisis con una metáfora simple: el subsidio es como una muela cariada. Podíamos arreglarla hace quince años con un poco de dolor, pero hoy la infección es más profunda. Y mientras seguimos postergando la visita al dentista, el costo crece.