Durante los primeros diez meses de 2024, Cochabamba ha experimentado una escalada de conflictos y protestas sociales que afectan severamente su economía y son una de las principales causas de la desaceleración económica.
El dato más alarmante es que, hasta el 23 de octubre, el departamento sufrió 61 día de bloqueo, según los registros de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC). Hasta agosto pasado, hubo 309 conflictos, de los cuales 50 desembocaron en bloqueo de carreteras interrumpiendo la conectividad dentro y fuera del departamento,
El incremento de bloqueos es un fenómeno que se ha acentuado desde 2019, año marcado por la inestabilidad política en Bolivia, y ha continuado hasta la actualidad, sin signos de disminuir. Mientras que entre 2013 y 2018 el número de bloqueos oscilaba entre 24 y 38 anuales, en 2019 hubo 85 incidentes y aunque en 2020 hubo una reducción a 51 eventos, las cifras volvieron a subir en los años siguientes. El panorama actual sugiere que Cochabamba cerrará 2024 con un número de bloqueos aún mayor que en años anteriores.
Impacto económico irreversible
El impacto de los bloqueos en Cochabamba es devastador. Los costos asociados a estas paralizaciones se acumulan rápidamente, afectando a todos los sectores de la economía. En lo que va de 2024, los bloqueos ya han generado pérdidas por valor de 3.448 millones de bolivianos, debido a la interrupción de las cadenas logísticas, aumentos en los costos de transporte y pérdidas de mercados.
Las consecuencias no se limitan a la logística. La reducción en el consumo local se estima en 722 millones de bolivianos, mientras que el comercio exterior ha disminuido en 431 millones de bolivianos. Por su parte, la inversión pública y privada, tanto nacional como extranjera, ha caído en 282 millones de bolivianos. Estas cifras evidencian un descenso en el crecimiento económico del 3,1%, cuando, en ausencia de estos bloqueos, el departamento podría haber experimentado un incremento considerable en su desarrollo.
Cochabamba, al ser un punto clave de conexión dentro de Bolivia, sufre particularmente los efectos de estos bloqueos. A diario, alrededor de 2.500 camiones de carga pesada cruzan sus rutas, transportando productos esenciales tanto hacia otros departamentos como hacia mercados internacionales. Cualquier interrupción en este flujo tiene un impacto directo en la productividad y la competitividad de la región.
Los más afectados
Los bloqueos no solo afectan el transporte y la logística, sino que también tienen repercusiones graves en sectores clave para la economía cochabambina. Entre ellos, el sector agrícola, los minerales no metálicos, la manufactura, y la producción de alimentos, bebidas y tabaco han experimentado importantes mermas debido a la incapacidad de mover productos de un lugar a otro.
Empresas que dependen de exportaciones e importaciones, así como la industria textil y de cuero, también han sido gravemente afectadas. Esto ha generado una serie de pérdidas a lo largo de la cadena de suministro, provocando una reducción en la producción y afectando los ingresos de miles de trabajadores.
En este contexto, la inversión privada se ha visto golpeada por la incertidumbre y la falta de previsibilidad económica. Las empresas enfrentan un dilema: ¿seguir invirtiendo en una región donde la estabilidad es cada vez más frágil o buscar nuevas oportunidades en otras regiones o incluso en otros países? La respuesta a esta pregunta podría tener graves implicaciones para el futuro de Cochabamba.
Proyecciones sombrías
Si la tendencia actual continúa, Cochabamba podría enfrentar una crisis económica de grandes proporciones. Las proyecciones indican que los bloqueos persistentes no solo reducirán la inversión privada, sino que también podrían generar una fuga de capitales hacia otras regiones o incluso hacia el exterior. La falta de estabilidad política y social es un factor disuasivo para los inversores, que buscan predictibilidad y seguridad para sus negocios.
En el largo plazo, el impacto de estos bloqueos podría manifestarse en la pérdida de empleos formales y el aumento del trabajo informal. Esto agravaría aún más la situación económica del departamento, debilitando la ya frágil cadena productiva.
La disminución de la actividad económica local también podría derivar en una inflación localizada, con una escasez de productos esenciales que afectaría directamente a los hogares cochabambinos.
Pacto como solución
Frente a este panorama, expertos en economía y de la sociedad civil coinciden en la necesidad de buscar soluciones a largo plazo para evitar que Cochabamba siga perdiendo competitividad y oportunidades de crecimiento. Una de las propuestas más concretas es la creación de un pacto social y político que promueva la libre circulación y el derecho al trabajo, garantizando así un entorno de estabilidad económica y social.
Este pacto debería involucrar a todos los actores clave: sindicatos, organizaciones civiles, empresarios y autoridades locales y nacionales. La idea central es lograr un acuerdo que permita resolver los conflictos sociales sin recurrir a medidas tan drásticas como los bloqueos de carreteras, que afectan a toda la sociedad.
Además de promover la libre circulación, es necesario que este pacto incluya programas de educación y concienciación sobre los efectos devastadores que los bloqueos tienen sobre la economía y la calidad de vida de los ciudadanos. Estos programas podrían contribuir a reducir la frecuencia y duración de los bloqueos, promoviendo un ambiente de paz y estabilidad en la región.
El autor es Marcelo Rocha, Ejecutivo de Economía y Desarrollo Empresarial de la FEPC.