26.9 C
Cochabamba
jueves, octubre 16, 2025
InicioNoticias Del DiaCómo se salvó al vino boliviano de otro impuesto

Cómo se salvó al vino boliviano de otro impuesto

Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

El sector vitivinícola boliviano puede, por ahora, alzar la copa con algo de tranquilidad. El Senado decidió frenar el proyecto de ley que pretendía imponer un nuevo gravamen a las bebidas alcohólicas para financiar el fondo “Leche para Crecer”, según confirmó Wildo Dolz, presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM).

La propuesta, ya aprobada en Diputados, buscaba aplicar una “Retención por Comercialización e Importación de Bebidas Alcohólicas” (RCIBA) equivalente a 0,40 bolivianos por litro para vinos y singanis y 1,30 bolivianos para otras bebidas espirituosas.

 “Nos estaban asfixiando”

La reacción más fuerte vino, literalmente, de Tarija, la cuna del vino y del singani boliviano. Allí, tanto bodegas grandes como pequeñas advirtieron que el nuevo tributo habría sido “la estocada final” para un sector que ya carga con una de las presiones impositivas más duras del país.

“Nos estaban asfixiando. Este impuesto no solo atentaba contra la sostenibilidad de nuestras bodegas, sino que fomentaba la informalidad y castigaba al productor que trabaja legalmente”, expresó Dolz, también propietario de la Bodega de Vinos y Singanis Dolz en Cochabamba.

Una cadena que da vida a Tarija y Chuquisaca

El impacto habría sido serio. Más de 50 bodegas entre Tarija y Chuquisaca forman parte de una cadena productiva que genera miles de empleos directos e indirectos, desde el campo hasta las exportaciones.

Ante la alarma, la Federación de Empresarios Privados de Tarija (FEPT), junto con la Asociación Nacional de Industriales Vitivinícolas (ANIV) y la Asociación Nacional de Productores Vitivinícolas (Anavit), gestionaron una reunión clave con el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien finalmente se comprometió a paralizar el tratamiento de la norma.

El diálogo, una copa medio llena

Para Wildo Dolz, esta decisión es una muestra de que el diálogo sigue siendo el mejor maridaje entre Estado y sector privado.

“El Gobierno debe entender que el desarrollo no se construye cargando de impuestos a quienes generan empleo y valor. Lo que necesitamos son políticas que fomenten la formalización y la exportación, no más castigos tributarios”, sostuvo.

Por ahora, las bodegas celebran esta tregua impositiva con un merecido brindis, aunque la calma podría ser temporal. Si el proyecto vuelve a escena, el sector promete movilizarse nuevamente para defender lo que considera un patrimonio productivo, cultural y económico del país.

El vino y el singani ganaron una batalla, pero no la guerra. Mientras tanto, Bolivia sigue debatiendo entre fomentar su producción local o seguir llenando las copas del Estado con nuevos impuestos.

Dejar un comentario

¿Qué Te Parece la Noticia?

Reviews (0)

Este artículo aún no tiene reseñas.

Debes Leer