Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

El peor pretexto que utiliza la mayor parte de la gente para postergar el éxito financiero es apelar a su juventud, asegura el escritor e inversionista estadounidense de ascendencia japonesa, Robert Kiyosaki.

“Uno de los mayores errores que oigo en boca de los jóvenes es: No tengo que preocuparme todavía, soy joven”, remarca el autor del libro “Padre rico, Padre Pobre” quien pone en evidencia que el mayor activo que posee toda persona en la vida es el tiempo.

“Ser joven es grandioso”, sostiene el escritor, pero advierte que puede ser una gran desventaja desperdiciar la juventud solo en diversión porque, paulatinamente, se pierde tiempo y dinero.

Dirigiendo sus reflexiones a la juventud, el motivador afirma que una buena parte de los jóvenes se enfocan en conseguir trabajo y otros en hacer una carrera, pero en realidad lo que hacen es ubicarse en el grupo de gente que se mantendrá en su vida como empleado o profesional dependiente.

Puede ser una gran desventaja desperdiciar la juventud solo en diversión porque, paulatinamente, se pierde tiempo y dinero.

Kiyosaki comenta que, cuando era joven, sabía que quería ubicarse en el grupo de gente que hace inversiones de forma profesional y es dueña de grandes negocios con 500 o más empleados. Por supuesto que llegar a este grupo es lo más difícil, pero es ahí donde está el éxito y requiere invertir tiempo para lograrlo.

Uno de los grandes errores que cometen los jóvenes es enfocarse en ser parte del primer grupo argumentando que quieren hacer lo que aman, cuando (muchas veces) puede ser necesario hacer algo que nos desagrada para conseguir nuestro objetivo superior.

“La gente piensa que me gusta escribir libros, odio escribir libros, pero llena mi propósito en la vida, no mi pasión, y mi propósito en la vida es llegar al grupo de gente exitosa que hace grandes negocios”, remarca. Para lograrlo tuvo que capacitarse en áreas que no eran de su preferencia como estudiar sobre impuestos, aprender sobre deudas, seguros y tantas otras cosas. Dejó de vivir su pasión para lograr su propósito.

Para Kiyosaki “la pasión es avara”, no así el propósito, que le permite a cada uno situarse en el grupo de personas que pueden alcanzar el éxito financiero y servir a más gente.