Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia

Gabriela Acarapi es una joven alteña que creó un exitoso negocio a partir del reciclaje de chatarra de aluminio, que es convertida en accesorios para la construcción en Metalúrgica Carap Bolivia (MCB), un emprendimiento concebido junto a su esposo Iván Carhuani con dos objetivos: generar recursos y mantener a su familia unida.

Gabriela cuenta que ella es técnico en Mecánica Industrial y su esposo es el área metalúrgica. Ella trabajaba en la ciudad mientras su esposo se ausentaba de casa para trabajar en empresas mineras auríferas. El no poder estar juntos hizo que buscaran cómo trabajar sin tener que alejarse y así surgió su negocio.

Negocio con propósito

Para Gabriela no es nuevo desenvolverse con soltura en un área considerada “de varones” porque desde niña acompañaba a su padre en todos los oficios que él desempeñaba, ya sea como artesano, panadero, agricultor, cuando arreglaba autos o componía algún artefacto. Por eso eligió la carrera de Mecánica Industrial y la idea de trabajar en metalurgia no era algo ajeno para ella.

Gabriela Acarapi en plena acción.

Ella tiene claro que todo negocio debe tener un propósito y el propósito de su negocio es aportar al cuidado del medio ambiente. “Lo que para muchos es basura, para nosotros es materia prima”, afirma, porque utilizan latas de cerveza, ollas viejas y todo residuo que contenga aluminio, que después de un proceso semi industrial se convierten en bisagras, jaladores para puertas, sumideros para duchas, manivelas y accesorios ornamentales.

Su idea de negocio era un sueño para Gabriela y como suele decir que “la distancia entre los sueños y la realidad es la acción”, entonces los esposos se pusieron manos a la obra.

Pruebas superadas

Cuando comenzaron, recorrían las calles y los basurales recolectando desechos de aluminio, pero en el proceso conocieron a mujeres que se dedican a la recolección y se convirtieron en sus aliadas. Ahora trabajan con un grupo de 15 recolectoras.

Otra prueba superada fue la falta de maquinaria porque, como no tenían dinero para comprarla, optaron por fabricarla ellos mismos.

Una de las recolectoras entrega la chatarra de aluminio.

Algo similar sucedió con los moldes para los accesorios que fabrican, ya que no podían conseguir el producto deseado y tuvieron que probar varias veces antes de lograrlo. Es por eso que Gabriela destaca dos características clave que debe tener todo emprendedor: fortaleza y constancia. “Era prueba y error, prueba y error, una y otra vez, un emprendedor se cae varias veces; pero tiene que aprender a levantarse. De los errores se aprende y se vuelven fortalezas”.

Metas

El negocio opera desde el 20 de septiembre de 2020 y desde hace como un año que es una empresa legalmente establecida.

Actualmente, Industrias MCB opera en Viacha, en un espacio de 120 metros cuadrados y trabajan 4 personas. Entre sus metas está crecer para generar más empleos para mujeres y la meta a largo plazo es convertirse en una industria sustentable utilizando energías limpias.  

El consejo de Gabriela para quienes tengan una idea de negocio es que no se desanimen. “Hay momentos en que tenemos frustración y fracasos; pero de esas experiencias negativas debemos aprender”.

Su consejo para quienes emprenden un negocio es que se debe tener fortaleza para enfrentar los obstáculos, estar en constante investigación (ya sea del mercado de las innovaciones) y capacitarse.

Gabriela y su negocio han destacado en diferentes eventos orientados al emprendimiento, obtuvo reconocimientos y ha sido invitada como oradora en un evento académico.

Uno de los 20 productos del portafolio de Industrias MCB.