Edwin Carpio San Miguel | Activo$ Bolivia

Ser el mayor productor de uva del país, contar con un el mayor complejo industrial vitivinícola con una facturación global que supera los 150 millones de dólares al año y un aporte anual en impuestos al Estado superior a los 25 millones de dólares son datos que consagran a Tarija como “la meca de la industria de vinos y singanis” de Bolivia.

La información compartida por Fernando Galarza Castellanos, gerente ejecutivo de la Asociación Nacional de Industriales Vitivinícolas (ANIV), permite conocer el potencial del sector vitivinícola tarijeño y descubrir que genera un fuerte impacto en la economía de la región, después de los hidrocarburos.

Tarija es el mayor productor de uva de Bolivia con más del 80% de las aproximadamente 5 mil hectáreas cultivadas en todo el país.

Tarija es el mayor productor de uva de Bolivia con más del 80% de las aproximadamente 5 mil hectáreas cultivadas en todo el país. Asimismo, el complejo industrial vitivinícola del departamento incluye a más de 57 comunidades, 15.000 trabajadores directos e indirectos y 3.500 familias productoras de uva.

“Hoy en día, (al margen de los hidrocarburos) el complejo productivo de uvas, vinos y singanis se constituye en el principal motor de desarrollo departamental, generando más de 5.000 empleos directos en campo y bodega, utilizando insumos y mano de obra nacional e integrando a otros sectores como turismo, transporte, gastronomía y comercio, entre otros, que crecen y se desarrollan de la mano de la vitivinicultura”, resalta Galarza.

Complejo industrial

En los últimos 20 años, Tarija ha transitado de la producción artesanal a la industrial dando lugar a una producción de vinos y singanis de excelente calidad que le permitió lograr reconocidos galardones internacionales.

Se estima que alrededor de 52 bodegas conforman el clúster de vinos y singanis en el país, de este total, 13 pertenecen a afiliados a la ANIV y son responsables del 90% del total producido en Bolivia. De esas 13 bodegas, 10 están en Tarija y representan más del 80% de la producción total.

Galarza explica que la ANIV está conformada por las principales bodegas y destilerías de Bolivia, de las cuales 13 producen vinos y seis de ellas también son destilerías industriales de singani. Asimismo, ANIV es propietaria de la denominación “Vinos y Singanis de Bolivia”.

Con relación al consumo per-cápita de vinos en Bolivia, Galarza comenta que el índice es “extremadamente reducido”, pues llega escasamente a los dos litros por año, en contraste con países vecinos donde el consumo per-cápita es mucho mayor. Por ejemplo, Argentina registra un consumo de 21 litros por año y en Chile cada habitante consume 19 litros al año.

Exportaciones

Las exportaciones son incipientes, dice Galarza, debido a los elevados costos y las duras restricciones arancelarias y no arancelarias porque el país no tiene acuerdos comerciales con los principales mercados potenciales de vino y singani.

Debido a estos factores, se estima que menos del 5% de la producción total se destina a la exportación.

Pese a los factores negativos, en los últimos ocho años, la exportación de vinos creció de 28 mil dólares, en 2014, hasta casi 150 mil el año 2022. Asimismo, la exportación de singani creció de 115 mil dólares, en 2017, a más de 256 mil el año 2022.