Redacción | Activo$ Bolivia
Cuando se habla de “recorte de tasas de interés en Estados Unidos” muchos piensan que es un asunto lejano, reservado para banqueros de traje y calculadora. Pero lo cierto es que lo que decide la Reserva Federal (la famosa Fed) en Washington repercute en el bolsillo de cualquiera en Cochabamba, La Paz o Santa Cruz.
La lógica es sencilla: si la Fed baja las tasas, pedir dinero prestado en dólares se vuelve más barato. Esto anima a que en Estados Unidos la gente consuma más y las empresas inviertan más. Y como el dólar es la moneda de referencia del mundo, esos movimientos afectan el costo de la deuda, el valor de las exportaciones y hasta los precios de los productos que llegan a nuestros mercados.
El punto de partida: la Bolivia de 2025
Para entender cómo nos afecta, hay que mirar primero dónde estamos parados. Bolivia arrastra una inflación elevada (más del 24 % interanual en agosto), una escasez crónica de dólares, reservas internacionales que se han ido reduciendo y un déficit fiscal que año tras año erosiona el margen del Estado.
A esto se suma un mercado paralelo de divisas, importaciones presionadas, y un modelo económico donde los subsidios y los controles han hecho cada vez más difícil sostener el equilibrio.
¿Qué puede pasar con el recorte de tasas de la Fed?
Los efectos sobre Bolivia pueden ser variados, pero conviene resumirlos en tres caminos posibles:
1. El escenario optimista
Si la baja de tasas en Estados Unidos trae un dólar más débil y capital más barato, Bolivia podría respirar en el pago de su deuda externa y abaratar las importaciones. Eso se traduciría en menos presión inflacionaria y mayor margen para conseguir divisas. Con algo de disciplina fiscal y señales claras para los inversionistas, el país podría aprovechar la coyuntura para atraer inversión al litio o la agroindustria.
2. El escenario intermedio
Aquí, el recorte de tasas en EEUU da cierto alivio, pero limitado. La inflación sigue alta, el tipo de cambio paralelo no se estabiliza del todo y las reservas se mantienen bajo presión. Bolivia logra refinanciar su deuda, pero con condiciones no tan favorables como se quisiera. El crecimiento se sostiene a duras penas y la tensión social por los precios se mantiene.
3. El escenario pesimista
Si a la baja de tasas en EEUU se suma una caída de los precios de materias primas, el panorama puede ser oscuro. Bolivia, sin ajustes fiscales, seguiría financiando su déficit con emisión y sacrificando reservas. El resultado: inflación disparada, escasez de combustibles y alimentos importados, devaluación más fuerte en el mercado paralelo y riesgo de crisis social y política.
Lo que está en juego
La decisión de la Fed es, en resumen, una oportunidad porque abarata la deuda, puede aliviar las importaciones y da un respiro al dólar. Pero no es la solución mágica. Si Bolivia no ajusta cuentas internas, fortalece sus reservas y manda señales claras de estabilidad, el recorte de tasas en Washington será apenas un dato en los titulares.
El desafío está en casa porque implica transformar ese “viento a favor” externo en un alivio real para los bolsillos bolivianos.