Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia
La historia de Boris Flores es un testimonio de perseverancia, reinvención y pasión por los negocios. Este empresario boliviano, dedicado a la importación de equipos odontológicos de alta gama, comenzó su carrera en un rubro completamente diferente y enfrentando desafíos que fueron los que marcaron su camino hacia el éxito.
Un legado de perseverancia familiar
Creció viendo a su padre emprender desde cero en al menos tres negocios distintos. Esa tenacidad y ética de trabajo calaron profundamente en él, marcando su visión empresarial.
A los 18 años, su padre le dijo que era hora de valerse por sí mismo y lo lanzó al mundo laboral. Ese hecho coincidió con que la estabilidad económica familiar se vio afectada porque el negocio textil de su padre atravesaba una crisis y un desacuerdo en la familia llevó a que él, sus hermanos y su madre buscaran nuevos horizontes.
Fue entonces cuando ellos optaron por vender comida en la calle. Aunque al principio sintió vergüenza por lo que dirían los amigos y vecinos, pronto se sintió “en su salsa” y su enfoque en la calidad y la atención al cliente transformó el pequeño puesto en un negocio exitoso.
Ya desde entonces ponía su atención en la calidad del servicio porque, en el afán de conquistar nuevos clientes y fidelizarlos, implementó el servicio de delivery y era gratuito porque él mismo se encargaba de las entregas. Fue una movida innovadora porque era el año 2010 y ese servicio no era tan común como lo es ahora.
Todo lo aprendido en aquella etapa de su vida sería clave para los nuevos negocios que vendrían en el futuro.
Transición inesperada
Después de ocho años en el rubro de la cocina, se dedicó a otros proyectos en solitario como la venta de fruta congelada y todo lo que se podía comprar y vender, ya sea terrenos, autos, motocicletas y varios otros productos.
El cambio de rumbo llegó debido al impulso de su hermano mayor, Franz, médico odontólogo que se casó con una norteamericana y se fue a vivir a EE.UU. Con el tiempo, en cada visita a Bolivia, comenzó a traer instrumentos dentales de ese país.
«Hacer negocios en familia no representa un problema. La clave es la transparencia y tener todo por escrito, en lo posible, notariado porque es importante diferenciar la familia y los negocios, ambos merecen respeto». Boris Flores
“No tenía idea de qué eran ni cómo se usaban y no eran comunes en el país en esa época; pero mi hermano confiaba en mí. Me dijo: ‘Tú vendes todo, vas a poder vender esto’”. Y así fue como nuevamente se vio investigando y aprendiendo sobre un negocio que no conocía. No sabía por dónde empezar y tenía miedo a equivocarse; pero con el tiempo y la práctica fue adquiriendo seguridad.
Esos fueron sus primeros pasos como importador de productos odontológicos de alta gama y empezó con buen pie porque sus primeros clientes son grandes maestros de la Odontología, quienes le guiaron sobre usos y características de los equipos.
Al inicio, su hermano soñaba y le decía que confiaba tanto en su capacidad de ventas que lo visualizaba con su traje de ejecutivo y viajando en avión por Bolivia para entregar los equipos. Boris recuerda que se reía porque esa visión se le hacía lejana y poco probable.
Poco a poco, la empresa se fue afianzando y ahora es representante exclusivo para Bolivia de la marca DUREZZA. Hoy en día, viaja al menos 3 o 4 veces al mes, a distintas partes del país, para entregar los equipos y orientar a sus clientes en la instalación y uso adecuado. En 2024, viajó dos veces a China, primero a una feria dental y después para reunirse con sus proveedores. Sin duda, una experiencia única que aprovechó al máximo.
Para el futuro, el plan es expandirse al eje troncal del país y después llevar el negocio a Perú, Chile y Colombia.