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jueves, julio 10, 2025
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¿Y si el dólar ya no fuera el rey? La caída de un refugio y lo que significa para Bolivia

Expertos prevén que el dólar perderá terreno en las reservas mundiales y consideran al euro como el próximo gran refugio.

Redacción | Activo$ Bolivia

Durante décadas, el dólar estadounidense fue como ese amigo confiable al que todos acuden cuando hay lío. ¿Crisis financiera? Dólar. ¿Tensión geopolítica? Dólar. ¿Colapso bursátil? Dólar. Pero algo cambió en 2025. Y no es un cambio menor: por primera vez en mucho tiempo, el dólar está perdiendo fuerza como moneda refugio.

La caída no es repentina, pero sí evidente. Desde enero, el índice DXY —que mide al dólar frente a una canasta de monedas— ha retrocedido más de un 10%. En mercados globales, el billete verde ya no brilla como antes. El euro, el yen japonés y el franco suizo están recuperando protagonismo. Y no es solo por economía porque la política de EE. UU., con su déficit fiscal creciente y la incertidumbre que rodea a la reelección de Trump, han minado la confianza internacional.

Los bancos centrales lo saben. Según un sondeo reciente de UBS (un banco suizo), más del 70 % de ellos prevé que el dólar perderá terreno en las reservas mundiales y más del 74 % considera al euro como el próximo gran refugio.

¿Y qué impacto tiene sobre Bolivia?

Más de lo que parece. Bolivia es un país altamente dolarizado. Aunque el boliviano es la moneda oficial, hay muchas operaciones —desde alquileres hasta ahorro informal— están ancladas al dólar. Además, las reservas internacionales del Banco Central están mayoritariamente en dólares. El problema está en que, si el dólar pierde valor frente a otras monedas, esas reservas también se erosionan.

A esto se suma la dependencia estructural de las remesas. Gran parte de las remesas que llegan a Bolivia desde EE. UU. y Europa vienen en dólares. Si el dólar vale menos, las familias bolivianas reciben menos y baja su poder adquisitivo.

Y si miramos la macroeconomía, también hay impacto en la deuda. Una buena parte de la deuda externa está en dólares. Si el dólar pierde valor, en teoría se hace más fácil pagarla, pero si Bolivia empieza a comerciar con países que prefieren otras monedas, como el yuan o el euro (como ya hacen los BRICS), la transición podría ser costosa si no se planifica con anticipación.

Un cambio de era

La desdolarización no es algo nuevo, pero lo de ahora va más en serio. Los países BRICS (un grupo de economías emergentes creado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que cuenta ahora con 10 miembros plenos) ya comercian hasta un 90 % entre ellos sin usar dólares. Incluso aliados históricos de EE. UU. están diversificando sus reservas. Es como si el mundo, poco a poco, comenzara a mudarse de casa y el dólar se quedara solo en el living.

Para Bolivia, esto puede representar la oportunidad de diversificar reservas, explorar monedas alternativas en sus relaciones bilaterales y repensar su modelo económico. Pero también implica riesgos, sobre todo si el país sigue atado a una moneda que ya no es lo que era.

Si bien el dólar no ha muerto, ya no es invencible. Y Bolivia, como muchos otros países, tendrá que adaptarse a un mundo donde los refugios son más diversos y el mapa monetario ya no tiene un solo centro.

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