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lunes, junio 16, 2025
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Precios por las nubes: restaurantes bolivianos luchan por sobrevivir a la crisis

Foto: Reporte Chaco.

Sandra Arias Lazcano | Activo$ Bolivia

En Bolivia, comer fuera de casa ya no es lo que solía ser. La inflación y la crisis económica están haciendo estragos en los bolsillos de todos y los restaurantes no son la excepción. Desde La Paz hasta Trinidad, pasando por Cochabamba, los emprendedores gastronómicos están haciendo malabares para sobrevivir.

Nelva Quiroz, dueña del restaurante Misk’isitu, lo cuenta así: «El incremento en los insumos es de hasta un 100%, especialmente en los ingredientes de la comida. Esto hace que los márgenes de ganancia sean mínimos y nos impide reinvertir en el negocio”. A pesar de esto, Nelva cuenta que se esfuerzan por no subir demasiado los precios. “Subimos un pesito nomás, porque mucha gente prefiere almorzar afuera antes que cocinar, ya que también les sale más caro hacerlo en casa. Pero en las comidas especiales de fin de semana, sí se siente que la gente ya no pide tanto”, explica.

En La Paz, Ernesto Olivares, portavoz de la Asociación Gastronómica, alerta que muchos restaurantes están reduciendo personal o incluso cerrando, porque los insumos básicos como la carne subieron de 40 a 90 bolivianos el kilo. Y eso sin contar el incremento en los salarios y los impuestos. La situación es tan crítica que, según Olivares, el sector «apenas sobrevive”.

El equipo de Pampeño Burger, que tiene locales en Cochabamba y Santa Cruz, se pronunció con una carta emotiva dirigida a sus clientes: «No queríamos llegar a esto, pero tuvimos que ajustar precios. Todo ha subido: el aceite, la carne, los envases, y también los sueldos del personal. Pero les prometemos que, cuando todo mejore, volveremos con nuestros precios más bajos».

Mientras tanto, en Trinidad, la broastería Joel también anunció un aumento en el precio del cuarto de pollo a 35 bolivianos. Explicaron que esta medida busca sostener el negocio y evitar despidos.

Pero no todo son malas noticias. Nelva, desde Cochabamba, destaca que en medio de esta crisis se teje una red de apoyo entre mujeres: «Las proveedoras del mercado nos ayudan con créditos y se nota que también quieren vender. Hay empatía, porque todas estamos pasando por lo mismo».

La crisis gastronómica boliviana es un reflejo claro de lo que pasa en la economía: precios que suben, márgenes que se achican, y negocios que pelean por no desaparecer. Y lo más importante, en cada plato servido hay una historia de lucha, de resistencia y de esperanza.

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